El hombre del tiempo anuncia
levante: nubes, rachas de viento... Las huertas conservan el color verde
intenso las dos márgenes del río. La primavera tardía, pone fin al campo
florido. Ha agostado los pastos de los cerros, en los taludes de la vía y en las
cunetas de la carretera. Los trigos encañados en las lomas y el río es una
franja sensual entre sus dos orillas. Apunta a verano, el campo es un ensueño…
Los olivos de plata, tienen
cuajadas las aceitunas como un rosario de realidades en sus ramas, – “Una en
san Juan, ciento en Navidad” – y san Juan está a pedir de mano. En la orilla
del río sobresalen alisos, álamos negros, mimbreras. Se cimbrean con la brisa
de la tarde los chopos, titilan sus hojas trémulas. Es un corredor seguro por el que sobrevuelan
los cormoranes. Entre cañaverales, tamarindos, junqueras y aneas, anidan los
patos.
Todos los colores son vivos,
intensos. Marcan un hito de diferencia con la vegetación raquítica y esquelética
de los meses de invierno, por donde se colaba a su antojo el viento. Ahora no,
ahora es un muro de protección para los nidos en sus ramas, para las aves que
pernoctan, para los pajarillos errantes que se buscan su vida en el cauce.
El sol madrugador deja un
fogonazo de luz hiriente. Luego, cuando llegan las horas lentas de la siesta,
es un fuego implacable que deja en silencio el campo. Se ‘pierden’ los pájaros,
se acarran las ovejas y echa un sueño el pastor al amparo de una sombra. Junto
a él, siempre camina cansino, un perro.
Quedan restos de amapolas
tardías. Algunas margaritas soportan los calores. Se han subido los alcauciles
y en su flor espinosa y puntiaguda, picotean y entresacan las semillas los
jilgueros, volantones de los primeros nidos que se mocean. Hay un pespunteo de
colores.
El pueblo se asoma al Cerro de
las Torres, al Calvario, al Cerro de las Viñas… Ve abajo, el río que baja lento,
y hasta donde llegan las acequias de riego, es una alfombra de frondosidad.
Luego, a medida que trepa la vista, enfrente, tierras salpicadas de almendros.
El Torcal recorta el horizonte. A veces, unas nubes de paso se tornan oscuras y
negras. Son esas nubes que, de vez en cuando, dejan caer aguaceros tormentosos
en estos días de la primavera tardía….
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