miércoles, 26 de mayo de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La muerte viajaba en avión

 

        

 

                         


                   Foto tomada del Semanario Grafíco Taurino, El Ruedo. 1960


En la España de la segunda mitad del siglo XX se hablaba y se escribía de toros. Además de las reseñas en los periódicos nacionales, una publicación sobresalía a todas las demás, el Semanario Gráfico Taurino, “El Ruedo”.

Todo lo del mundo de la tauromaquia se insertaba en sus páginas. Los acontecimientos, también. El 28 de enero de 1960 recogía la noticia que unos días antes había conmocionado a España. En un accidente de aviación habían muerto Chicuelo II, su hermano Ricardo y el picador de La Puebla del Río, José Díaz.

A toda plana, el Semanario informaba que el 20 de enero, un avión de la compañía colombiana Avianca se había estrellado en la bahía de Montego, en la costa norte de la isla caribeña de Jamaica. El vuelo se dirigía a Manizales municipio del departamento de Caldas, en la cordillera de Los Andes…

Se daba una información de la repercusión que la noticia había tenido en España y concretamente, en Albacete y en La Puebla de Río. Chicuelo II había nacido en Cuenca, pero criado en Albacete se consideraba como un torero manchego.

Pepe Díaz, era un hombre de la Casa Miura. Allí, en Zahariche donde su padre había sido figura esencial como hombre de confianza en el prestigio de la divisa, él tuvo allí sus inicios y aunque algunos aficionados lo indujeron a hacer sus pinitos en los ruedos, lo suyo era el manejo del caballo y la pica.

En Málaga, se celebró un funeral por las tres personas fallecidas en la iglesia del Sagrario. Asistieron las autoridades locales y el Obispo Auxiliar, Monseñor Benavent Escuín. La Schola  del Seminario bajo la dirección de don Manuel Gámez, cantó la misa del maestro Perossi.

La Puebla del Río, su pueblo se volcó en su acompañamiento. Asistieron autoridades provinciales y locales, figuras del toreo como Juan Belmonte Chicuelo, (padre e hijo), Manolo Vázquez, los ganaderos Carlos Núñez y Pérez de la Concha… El pueblo, lo acompañó, en masa, hasta el cementerio de San Sebastián. Esta vez, la muerte no había viajado entre los cuernos de un legendario miura, sinónimo de miedo, de los que pastan en Zahariche, entre Lora del Río y La Campana en la provincia de Sevilla. No, no. Había decidido viajar en avión y llevarse a Chiculelo, a su hermano Ricardo y al picador de su cuadrilla José Díaz Garamendi.

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