martes, 11 de agosto de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Higiene







Un montón de bulos se pierden en la noche de los tiempos. El más generalizado es que el que afirma que la gente en la Edad Media no se lavaba o si lo hacía era de manera tan esporádica que podría considerarse como algo insólito.

La leyenda negra que tan ‘bien’ nos ha tratado a los españoles en algunos campos, no iba a ser una excepción en el de la limpieza. Ahí, con quien más arrean es contra Isabel la Católica de la que se llegó a afirmar que se lavó dos veces en su vida: el día de su nacimiento y el de los preparativos para su boda con Fernando de Aragón.

La hija de ambos, la reina doña Juana, etiquetada en la Historia como “Juana, la Loca” y  encerrada en Tordesillas no se quedó atrás. Según se afirmaba como no tenía buenas sus facultades y no estaba en su sano juicio, le dio por lavarse y peinarse, y su marido, Felipe el Hermoso, llegó a temer por su salud pensando que aquellos excesos podría acarrearle una enfermedad.

Hay otro rey que no se escapa, Alfonso VI. Sus tropas sufrieron sucesivas derrotas en las continuas luchas del siglo XI contra los musulmanes. Se achaca a que los soldados se habían debilitado como consecuencia del ‘amor’ al agua. El rey para evitar otros posibles descalabros eliminó todos los baños de su reino. No sabemos que si muerto el perro, se acabó la rabia…

El único rey, pero claro ese no era nuestro, que se salva de la quema es Carlomagno de quien se dice que era muy aficionado a las aguas. De hecho manda construir su capital en la ciudad de Aquisgrán en la que existían unas termas que ya se usaban en tiempos de los romanos. Las aguas de Aquisgrán eran muy valoradas como profilaxis de resfriados y de enfermedades del riñón.

Muchos de esos bulos quedan destruidos cuando se profundiza un poco en la historia y se ve que la mayoría de los médicos de aquellos tiempos sí que hacían recomendaciones para luchar contra las epidemias con la limpieza corporal, la del pelo ‘con agua, hierbas medicinales y pétalos de rosa’ al menos cada tres semanas o una vez al mes,  e incluso con la depilación del vello y el afeitado. Por la mañana recomendaban el lavado de cara y manos… No todo era como nos lo han vendido.




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