martes, 8 de mayo de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La palabra



Dicen que el hombre viene de no se sabe qué mono. No se ponen de acuerdo. Dicen que si la manzana dichosa, que si el Edén de verdes prados – no habían visto Andalucía en primavera, claro – entre dos ríos… Dicen y dicen.

En un momento del que no se sabe si fue por la mañana o por la tarde, Dios infundió a uno de aquellos monos el habla. Ese mono se entendió con otros monos. Había nacido la palabra. Era el alba de la humanidad. Ya era diferente a todos los demás monos.

A veces la palabra llega de manera oral; otras, escrita. Alguna gente,  habla bastante mal. (Hay quien entiende que hablar mal es decir tacos, y viene a pelo aquello de “coño habla bien que no cuesta una puta pela y quedas cojonudamente”). No, no va por ahí la cosa.

Habla mal porque no sabe utilizar la palabra oportuna, precisa, la que pide el momento como cada  toro pide su lidia, el pájaro el aire, la flor el sol, la ola su orilla…  Habla mal porque el desconocimiento del vocabulario – la pobreza, aún mayor – es tal que confunde enorme con tremendo, por ejemplo.

El Maestro Barbeito en su artículo de ayer –“Mayo mayea” - nos dio una lección del vocabulario de mayo. Hay gente a la que hay que leer por su saber, por lo que dice, por cómo lo dice y por lo que enseña.

La prensa escrita, radio y televisiones son hervideros de noticias. Cuando existían los teletipos era un repiqueteo constante – una manera de anunciar que llegaba una noticia -  en las redacciones. Ahora se hace de otra manera. Cosas de los tiempos. Aparecen noticias buenas: los bomberos de Sevilla absueltos en Grecia; otras, malas (esas, mejor las dejamos, ¿verdad?)

Las palabras se recogen en el Diccionario. Hay una anécdota apropiada.  Nos la contó el Maestro Alcántara – siempre le llamamos Maestro entre nosotros y cuando nos dirigimos a él -. Recién llegado a Madrid lo mandan a hacerle una entrevista a Azorín que estaba en la cumbre. Cuando finaliza, le dice: “Maestro Azorín qué libro me recomienda que lea?”. Usted, le respondió, que se va a dedicar al oficio de escribir, lea el Diccionario”.




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