La tienda de Victorino Blanco
era la mejor tienda de tejidos del pueblo. Victorino había llegado, hacía mucho
tiempo, desde la Tierra de Cameros, el
Camero Viejo, en La Rioja, cuando era tierra de Castilla. Era un hombre bajito,
agradable de palabra y estricto en algunas cosas.
La tienda de Victorino tenía
los tejidos colocados de manera oblicua en unas estanterías de madera. Con esa
colocación ganaba en profundidad y espacio. Sobre el mostrador había varias
varas de medir. Era un metro de madera que los dependientes usaban con destreza.
“Deme usted, le pedían, tres cuartos y cinco centímetros de muselina blanca”. Y
acertaban. Otras clientas, lo necesario para hacer una camisa de dormir, un
pantalón… Los botones se compraban en casa de Mariquita Rengel, en la calle
Cantarranas, que tenía el mejor surtido.
Victorino y sus dependientes
usaban con una precisión inusitada para los niños profanos la vara de medir, y luego, las tijeras que se desplazaban a la
largo de la pieza de tela con una velocidad de asombro y llegaban justo hasta
el filo donde debían llegar.
Hace unas noches el Real de
Madrid - ¿ustedes, por un casual han escuchado algo? – se ha proclamado Campeón de Europa y en sus
vitrinas-museo alberga trece, además de otras de muchísimas competiciones.
Pues a lo que iba. Noche de alegría para sus
seguidores y va un nota y se descuelga con unas declaraciones. Ponen un punto
de amargor entre los seguidores del equipo. Parece que el pollo quiere más
dinero. (Más, de lo que oficialmente gana, dicen, que es muchísimo; de lo otro
presuntamente, nada de nada).
Hay otro ‘artista’ que encima
de tener moño de bonete y más lesiones acumuladas que hojillas un almanaque de
los de antes , va y dice algo parecido y
que como no juega todos los domingos pues que quiere irse…
Naturalmente, los que toman
decisiones en ese equipo – máquina de hacer dinero – jamás van a leer estas
líneas. El cuerpo me pide que les apliquen la vara de medir y las tijeras, en
sentido figurado, por supuesto, que usaba Victorino y, puerta, pero puerta
grande y con un moñito el uno para el pelo de bonete, el otro para la nuez,
porque el muchacho, además de nuez, tiene castaña…
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