En la huerta, frente a la casa,
reina la tranquilidad. Todo está en calma; hay un dejo de amargura. De vez en
cuando la brisa mueve las copas más altas de los cipreses y da sensación de
pesadez, de horas de siesta prolongada que no se acaba.
Las higueras están en madurez.
Por el camino de la alberca sube un perro. Busca el fresco del agua que cae por
el caño del aliviadero. Una nube de tabarros vuela de manera anárquica. Se
acercan a beber. Se posan un momento; luego, levantan el vuelo. Se van a alguna
parte.
Huelen las altavacas del borde
de la tajea. Están frondosas. Son olorosas y en este tiempo del verano están en
todo su esplendor de desarrollo. Tiene presta la floración de flores amarillas
y vistosas. Vendrán insectos. Algunos quedarán atrapados en sus hojas viscosas
y pegajosas.
Por el borde de la huerta corre
el arroyo de El Sabinal. En este tiempo de estío va seco. En sus orillas crecen
adelfas y juncias. El arroyo tiene apariencia engañosa. En los meses de otoño
cuando se presentan las gotas frías es temible. Un vez alcanzó tanta altura que
se llevó la vía del tren…
El derrame de las albercas del
partido de la Dehesa de Flores hace que algunas mañanas con las primeras luces
del día corra un hilo de agua. Algunas veces acuden a beber las bisbitas.
Debajo del puente de la vía – ferrocarril Córdoba-Málaga – anida todos los años
una pareja de lavanderas. Este año como no ha llovido las lavanderas han
buscado otro brocal para hacer su nido…
La conmoción no cesa. Barcelona,
y Cambrils, y Alcanar, y… todo está muy cerca. Tan cerca que a los muertos del
otro lado del mar azul le ponemos un par de ceros detrás, a la derecha y hasta
nos podemos quedar cortos…
Por la huerta revolotean las
mariposas. Se va la tarde… Las lomas de Virote aguardan un aguacero tempranero.
Los olivos piden agua. Están dobladas las ramas por el peso de la aceituna que,
poco a poco, toma cuerpo. En España hay mucha gente que pide algo de cordura.
Un poco, ni mucha ni poca, la suficiente para poder vivir cada día sin
sobresaltos. ¿Es un imposible? Con solo una ‘miguita de ternura’ por parte de
cada uno seguro que todo esto cambiaba…
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