Cuando alguien en mi pueblo es un poquito
atravesado, dicen que “tropieza en lo barrido”. Algo de eso hay ahora. Mucha resaca de la
experiencia tan negra que nos vino desde Barcelona, de la manifestación de
después y de las aprobaciones de hoy. Hay rabia; impotencia. Todo es
controversia. Quien opina que lo han bordado, y quien dice, lo contrario.
La polémica surge por muchas
cosas. Tras aquel atentado de Navidad en
Berlín aconsejaron poner bolardos en las vías de mucho público. Calles como pasteles para los golosos de la
barbarie y de la sangre, de la sangre de otros, claro, y donde encuentran lo
que busca
Algunos dirigentes, por llevar
la contraria, no saben ni qué decir ni qué hacer. Claman por la notoriedad. No se pueden vallar todos los paseos de todas
las ciudades; buscarían otros lugares. Seguirían como aquel Benedicto que no
era catalán sino de un poquito más abajo y que se mantuvo en sus trece.
No es posible poner puertas al
campo ni que el guarro no vuelque la pila. Lo dice el refrán: “hasta que el
guarro no vuelca la pila, no es guarro”. Es fea, muy fea la expresión y la
manera de comportarse, también. Solo hay que ver los telediarios o leer los
periódicos o escuchar a la gente que habla y cuenta lo que otros dicen…
Algunos acaban de rizar el
rizo. Se aprueban (¿?) leyes para que nos duela la cabeza a casi todos. A
ellos, aunque no piensen puede que también les duela. No sé; un desconcierto.
¡Hay cada barbaridad por ahí
suelta que Dios tirita! Yo pienso que la gente no puede tener ese nivel tan
bajo. Por Dios que no. Pienso que es un afán de estar en todo, de defender lo
indefendible, de querer que se hable de ellos y de todo lo que les concierne, y
en el que pretenden implicar a medio mundo y a la otra parte. No puede haber tanto descerebrado suelto por
esas calles.
No le pongamos vallas al campo.
Es un imposible. Los bolardos de hormigón están feos. Si se ponen jardineras con flores y árboles y
semilleros de belleza en medio de las ciudades la cosa puede ser distinta. Y
¿si ponemos bolardos de cordura en algunas mentes? Hay un problema, un problema
gordo: eso no se vende en la botica.
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