jueves, 31 de agosto de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Salvadores

Todos los otoños reverdecen las esparragueras. Hay una cosecha – si llueve temprano, más – que aguanta todo lo que depare el invierno. Los espárragos aparecen y son algo tan común como esa pléyade de políticos salvadores recién florecida.

Han salido con una virulencia, con unas ganas, con ímpetu que asombra la manera en que estas criaturas aguantaban bajo la esparraguera del  cada día esperando el momento idóneo. Les ha llegado. Parece que tiene intención de aprovecharlo.

No quiero que me salven. Que no, que no. Como tampoco a aquellos cuando yo era niño que, en la catequesis hablaban del infierno y de esas cosas tan horribles que nos iban a ocurrir a  - porque yo estaba en esa pandilla – a los niños malos. ¡Cómo si un niño tuviese capacidad para ser malo!

En casa de mi abuela había un cuadro de la Virgen del Carmen. Con un escapulario la Virgen sacaba de las llamas que nunca  cesaban de arder a unos hombres – las mujeres estaban vestidas y no se quemaban la ropa – con medio cuerpo desnudo.

Algunos salvadores sangraron a mucha gente sacándoles el dinero para redimir a las ‘animas benditas del purgatorio’. Ahí también mandaba el dinero. Luego vino alguien y dijo que eso del purgatorio como que no, que no existía y que la sala de espera para el tránsito se cerraba. Por cierto, ¿alguien sabe si está abierta la oficina de devolución de aquellos cobros indebidos?

Luego vinieron otros salvadores. Ceñían una plaga de miedos sobre todos aquellos que el pecado mortal fuese su compañero  en el momento… El fuego, eterno  - se ve que ese cromo que legislaba detrás de la mesa, nunca quemó leña en verano -; el lugar, oscuro y con calderas que hervían y hervían y hervían sin tenerle que reponer el agua.


Ahora cuando estos han perdido su capacidad de salvación viene está muchedumbre de políticos, amantes del gachero – el cielo para todos, pero la tierra para ellos – que nos van a dar muchas cosas. No me salven; no. Yo fui de los que sacaron billete para aquel tren de la ilusión que nos llegaba… y debió pasar a una hora que no se vio.  No me salven,  que sea lo que Dios quiera,  y  como dice el Maestro Alcántara, no será nada bueno…

Resultado de imagen de la virgen del carmen saca almas del purgatorio


2 comentarios:

  1. Yo tampoco quiero que me salven, Pepe;pero están muy empeñados...

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  2. y, me temo que casi lo van a conseguir y vamos a retroceder otros cincuenta años y para lo que me queda en el convento...

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