Si vas con tiempo sube al
convento. Siéntate donde la Virgen. Te van a asombrar dos cosas: el paisaje de
fuera y el olor que manda dentro del Santuario: perfumado, sensitivo,
voluptuoso, tierno, delicado, balsámico.
Según la tradición fue traída por los
hijos de Encinasola (Huelva) cuando acompañan a las tropas de los Reyes
Católicos en 1489. A
finales del siglo XVI, en 1592 se inician las obras del actual santuario por
los Franciscanos Recoletos que permanecen allí hasta 1835 en que son
desamortizados por Mendizábal. La devoción hacia la Virgen de Flores en la toda
la comarca es grande. Se celebra su festividad el día 8 de septiembre
coincidiendo con la
Natividad de la
Virgen.
MORALES GARCÍA, J. Álora, como casi cuentos de recacha.
Álora, 2002
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