Tautea la zorra a la luna
creciente. Son gañidos lastimeros; quieren aparentar un pulso; otras veces
tienen pinta de aullidos que imploran lástima. No es cierto; hace frente a
otros perros que, a ciertas horas de la noche, tienen por suyo el campo y
reparten los espacios y las parcelas y eso que llaman su territorio.
La zorra tiene la zorrera
debajo de las palmas grandes, conforme sube el camino que bordea el arroyo y va
hacia la fuente de Juan Valor, al pie de la sierra, antes que comiencen los
pinos y terminan las tierras de labor.
La zorra nunca caza en los
gallineros que están cercanos a su zorrera. Andan el campo; lo patean todo. En
ocasiones hacen recorridos largos antes que lleguen las horas de la madrugada.
Es tan astuta que prefiere no molestar a los vecinos y, poniendo tierra de por
medio, cree que aleja el peligro.
Cada noche cuando baja buscando
las gallinas incautas que no optaron por las ramas más altas de los gallineros,
los perros le hacen frente y, a esas horas, en el campo se abre un concierto de
ladridos que delatan el recorrido de la alimaña.
Otros tautean por dinero. Son
de palabritas dulces. Dicen que no son felices y… algunos, después de tener procesados por el afán del querer más y más a
medio equipo directivo – al otro medio lo están buscando – ahora dicen que se
van porque el todopoderoso equipo de enfrente ha depositado la friolera de un
montón enorme de millones de euros para que se ponga su camiseta… pero que
ellos son inocentes, que ellos…
Hablaba don Antonio Machado del
coro de grillos que cantan a la luna. Decía también que se paraba a distinguir
las voces de los ecos y que desdeñaba las romanzas de los tenores huecos. No sé
en este tiempo de tanto desconcierto en todos los órdenes si don Antonio no se
volvería también un poco chaveta como nos estamos convirtiendo casi todos.
Llegan noticias aterradoras del
país el Arauca vibrador. Son voces duras, de denuncias, de horror, de crímenes,
de algo que encoje el alma… Ni garzas, ni grillos, ni espuma, ni sol. Se ve que allí los zorros tienen un lenguaje
menos lastimero.
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