martes, 22 de agosto de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Juanillo

Juanillo no era ni alto ni bajo; no. Juanillo no era ni gordo ni delgado; tampoco. Juanillo andaba en esa edad en que para hombre ya se decía que era un hombre ‘hecho’ pero a la que él aún no había llegado. Para muchacho hacía tiempo que debía haber dejado el camino pero aún no se sabía si pensaba hacerlo algún día.

Era ‘pájaro’ de una banda que volaba a su aire sabedora que tenía un nido. Era amante de ‘cerrar’ cada noche la Fuentarriba porque siempre encontraba la tertulia adecuada, pero por las mañanas eso de ver cómo despuntaba el sol por los Lagares estaba reservado para otros. Ya se sabe lo de tomar los dos frescos son tareas incompatibles.

Pasó por la escuela y, al terminarla, su padre lo placeó por los colegios de pago de aquel tiempo. En los Maristas duró el tiempo que dicen que tenía el tren de parada en Campanillas; en los Jesuitas de El Palo le aconsejaron que mejor con el Padre Mondéjar, en Pozos Dulces… pero él alegó que allí se aprendía un oficio y que eso para su Juanillo… En los Salesianos, casi igual.

Hizo la mili, voluntario, en los Gurripatos de Calle Cuarteles, frente a la Estación de Andaluces, conforme se subía hacia el Puente de Tetuán y el Guadalmedina. Nunca entraron por aquellas puertas más pollos lorigados, ni más muestras de chacinas, ni canastos de brevas, higos, granadas, cestos de  naranjas, batatas o dulces caseros …

Cuando se licenció en su cartilla militar aparecía que en caso de movilización general debía incorporase en el Acuartelamiento de Caballería, carretera de Maracena, s/n, en Granada. El padre – porque el padre fue a recoger la cartilla de Juanillo – intrigado preguntó: ¿para qué es esto si mi Juanillo ha hecho la mili en Aviación y esto es de Caballería? “Para que corra, a ver si para eso sirve” le contestó el capitán de intendencia.

Juanillo en su baje cultural tenía las cuatro reglas contando para  hacer las operaciones, eso sí, con los dedo, y el encabezamiento de la carta de:”Al recibo de la presente espero que se encuentre bien, yo bien, a Dios Gracias… y lo todo eso.

Un día el padre se encuentra a un amigo:
-          Mi Juanillo tiene novia, ¿conoces a la novia de mi Juanillo?

-          No, - le contestó – pero conozco a tu Juanillo.


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