La tierra está achicharrada. El
hombre del tiempo pone el mapa de España con color monocromo; a lo sumo, al
rojo abrasador le aparece un chorreo de rosa intenso y algunas betas de colores más tibios por las costas. Agosto aprieta; el sol está
implacable…
A la calima que dicen que viene
del polvo en suspensión de África ahora se le une la pena, un hálito de
desgarro por la ausencia de alguien que ha sido mucho en el mundo del Deporte. Un amante de la moto, de la
velocidad, del riesgo, de…
Llora mucha gente; los moteros,
más. Ahora, el circuito de Jerez – no habrán tenido tiempo – va a cambiar de nombre. Se llamara: “Cicuito Ángel Nieto”. Algo parecido,
pero sin nombre son las imágenes que vienen del Jarama. Muchos han llegado bajo
el sol tórrido del verano. Han dejado flores, objetos, palabras de recuerdo.
El Premio Príncipe de Asturias
no entró nunca en sus vitrinas. Ya ven, cosas que pasan. Quizá este hombre ha
recogido el premio mayor de todos los que habría podido recoger: el reconocimiento
unánime a lo que hizo. Se lo tributan los que saben de esas cosas. A otros, el
tiempo les cogió la delantera…
No hay mejor país para
organizar entierros que el nuestro. El refranero, lo dice claro: “el muerto al
hoyo; el vivo, al bollo”. O sea, mañana, el silencio, aunque hoy España sea un
río de lágrimas en la prensa escrita, oral o visual. Yo, ni sé de motos, ni
creo que entienda nunca. Alguien dice que eso del ‘doce más uno’ será algo muy
difícil que se repita.
Una amiga hace un tiempo me recomendó
que paras los días tristes hay una terapia muy buena. “Escucha, - me dijo
–música francesa”. Le he hecho caso. Desde que un estúpido - ¿hay alguno que no lo sea? – accidente ha
cambiado un poco el mapa del motociclismo de España un hálito de tristeza flota
por el aire.
Acabo de enterarme. La vida de
Ángel y la mía nacieron con dos días de
diferencia. Ahora recuerdo, con nitidez, aquella mañana en el embarque del aeropuerto de Málaga. Te
pedí un autógrafo. Me lo firmó en un billete de cien pesetas…
Al igual que la Venecia de Aznavour, Ángel, ya
nada será igual si faltas tú…
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