El
viajero viene de tierras catalanas. Cruza el Cinca por Fraga. Deja la Autopista, toma la N-II, a Peñalba; tierra,
reseca. Llega al pueblo. No hay nadie por las calles; no se detiene. Sigue
camino hacia Bujaraloz.
Entre
Peñalba y Bujaraloz, el Meridiano de
Greenwich. O sea, longitud 0. Ha pasado de longitud Este, a Oeste. Recuerda,
también, la anécdota. La Reina Victoria Eugenia visita la comarca. Una niña le
entrega un ramo de flores. “Majestad, le dice, en verano estamos abrasados; en
invierno, nos helamos. Siempre estamos jodidos”.
Toma
un café en un bar a la entrada. A lo
lejos, la torre de la iglesia de
Santiago. Soberbia, imponente. Predomina el ladrillo. Hay un sello del mudéjar
en todo Aragón. Pasea. La gente está en sus faenas. No encuentra - él que es
tan preguntón- a nadie con quien enhebrar palabra…
Se
topa con el palacio de Torres Solano. El edificio, renacentista es una joya. La
casa, en piedra de sillería en el primer
piso; el resto, de ladrillo. Dos fachadas, tres pisos… Busca la ermita de la
Virgen de las Nieves. Está cerrada…
Al
mediodía sigue camino. La tierra, plana; el paisaje monótono; todo igual. No
hay coches; la carretera recta y
solitaria; bien trazada. La Almolda tiene mucha historia y pocos habitantes; no
llega a seiscientos. Los yesos le dan color blanquecino. Romanos, árabes,
infanzones… se dieron cita en este cruce
de caminos. Junto a la carretera un silo enorme.
Castejón
de Monegros, en las últimas estribaciones
de la Sierra de Alcubierre, tiene restos
de un castillo medieval y mucha esperanza en el campo. Lo regarán con el agua
que traerá… el canal. La carretera parte en dos Pallaruelo: casas blancas; sol
abrasador en verano y viento desolador en invierno; nieblas y restos de sabinas
albares.
Entre
todos los pueblos, hasta una treintena, superan por muy poco los veinte mil
habitantes. Sariñena, la capital de la comarca, tiene una laguna endorreica que
fue salada. Su aeródromo, pieza básico para la aviación republicana.
La
vista se pierde en el horizonte. Sigue camino por la tierra de Monegros; recuerda
la letra de la Jota: “Trabajando sin respiro / así tienes mi querer / dando
vueltas con el aire / como la cruz de un molino…”.
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