viernes, 11 de agosto de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sopa y bolo

Hay que ser del Lugar para saber el significado. Me explico. Terminado el plato de sopas perotas – que son pan migado a pellizcos y secas – en el resto, en el fondo del lebrillo porque las sopas se comían en el campo en un lebrillo, se vaciaban y se ponían en común lo que cada uno llevaba en la talega: una latilla de atún, un huevo duro, un par de arencas… Y se volvía a comer. ¿El resultado?… estómago lleno.

Desde hace unos años las plagas asolan el campo. Buscan culpables. Todos tienen nombres muy raros. Pesticidas, insecticidas, herbicidas, fungicidas… Todas, palabras compuestas. Hay que ir a la etimología para saber que ese determinado producto sirve para matar plagas, yerbas o ese conglomerado mundo al que llamamos bacterias y hongos.

Hemos dejado que los predadores naturales desaparezcan. Mejor, nos hemos encargado de ir matando, calladamente, a los pajarillos, a los insectos que se comían a otros insectos, a esas labores que permitían el rotar de la tierra con barbechos hechos para el soleo del verano. “Cava hondo, echa estiércol y ríete de los libros de agricultura”, proclamaban los viejos.

Ahora dicen que ha entrado una plaga que ataca el olivo. Viene de Italia y ha llegado por Levante  - como entró la filoxera, hace un montón de años, ¿se acuerdan? -  y arrasó el viñedo. Según leo ya está testada en Jaén  - sobre el olivar vio don Antonio Machado cómo volaba la lechuza antes de beberse el aceite de Santa María – y parece que en otros lugares de Andalucía ya se conoce.

Hay, también, otra amenaza sobre los cítricos. Es más selectiva con el pie que sirve de patrón y ataca según sea una u otra con más o menos virulencia a las plantaciones causando daños económicos incalculables en la economía y desesperación ante la impotencia.


La gente del campo es listísima. En mi pueblo suelen decir que hay hasta quien conoce a los cojos tendidos y  ¿ante eso? Corre una creencia solapada y no escrita. Las plagas no vienen solas. Las generan quienes tienen unos intereses inconfesables. Nos crean, dicen, el problema, y, luego, nos sangran el bolsillo vendiendo la solución… La lista, interminable; la incredulidad ante que todo esto sea pura casualidad, total.  Esas multinacionales quieren ‘sopa y bolo’.

Resultado de imagen de sopas perotas


No hay comentarios:

Publicar un comentario