domingo, 31 de agosto de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tiempo de rezos


                                           


Andamos estos días en mi pueblo – que es el tuyo, si quieres – de rezos a la Virgen de Flores. La que “es morena y chiquitita / y pa mí la más bonita”. La que está en el convento y ve cómo, abajo, por la vega se va el río y, por El Hacho asoman los aviones que van a Málaga…A Esa.

Vino – la trajeron de la Sierra de Huelva – de Encinasola para más señas hace ya un montón de años. Tantos, que aún no había terminado el siglo XIV. Estaban enzarzados en guerras. Casi como ahora. Unos contra otros. No tenemos arreglo ni con los Santos y  las Vírgenes por en medio.

Y, porque no es momento de ponernos nostálgicos sí te puedo decir que si algún día das por ir por las tierras de Encinasola llégate hasta Flores, - a mi llevó Fermín Adame - a orillas del Múrtiga. Y la ves y le cuentas.

Y, si te parece, luego cuando vuelvas, regresa por donde las Cumbres. Que son tres. De San Bartolomé, de Enmedio, y Mayores. Desde la lejanía verás recortarse la silueta del castillo de Cumbres Mayores o Altas, que también se las conoció por este nombre. Fue arrabal del campamento romano de Nertobriga.

Dicen los papeles viejos que es del XIII y que se comenzó a construir en 1293 por concesión de rey Sancho IV, “el Bravo” y que no terminaron sus obras hasta el XIV. De lo que queda ya te puedes hacer idea. De lo que queda del castillo; de los papeles, no, que esos están muy bien guardados en los archivos.


Casi al lado del castillo – corona el promontorio – San Miguel, de una sola nave y con extraordinario  - aunque yo no lo he visto porque cuando fui estaba cerrado, pero lo he leído - retablo barroco. Es tierra de dehesas. En todos tiempos está preciosa pero si cuando llega la primavera tienes la suerte de ver cómo se viste su campo… Es buena tierra y, mejor, la gente. ¡Palabrita, del Niño Jesús!

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