Hoy es el día. Quince de agosto. O sea, llega a la mediación
el verano. En otros tiempos se ‘guardaban’, a partir de hoy, las aceitunas, se
abría la media veda para paloma y tórtola y se echaban los higos en los paseros
para hacer arrope… Media España, a puerta gayola, se vestía de luces porque pueblo
y feria que se preciase debía tener sus
seis toros en la plaza.
La iglesia católica celebra la Asunción, en cuerpo y alma,
de la Virgen a los cielos. Uno de los dogmas – los otros, también – durillos de
creer. Pero esas son otras materias. Es fiesta en pueblos y ciudades; es
alegría, jolgorio, charangas y encuentro de los que se vienen de vacaciones.
Parece que, desde unos años hacia acá, con ‘más’ cariño hacia el pueblo y a los
abuelos y esas cosas…
Del Carmen a la Asunción el verano revienta en fuego; es
decir, en calor. En el campo se le prohibía al ganado pastorear por los
olivares. La aceituna ya tiene aceite y como los suelos se recogían en dos o
tres veces, la Guardia Civil y los guardas jurados rurales, los del cinturón de
cuero en bandolera y una chapa dorada en medio, emplumaban al pobre cabrero o
al porquerillo que se las andaba por allí.
Comenzaba un tiroteo mañanero en el campo. Se apostaban los
cazadores en los bebederos de los arroyos ya muy pobres en agua, en los pilares
de los pozos, en los pasos de las aves que bajaban por las quebradas. Cada vez
que escuchaba un tiro sentía como un escalofrío. Nunca me gustaron esas cosas.
España se viste de fiesta. No tienen tanta fiesta los que
trepan por alambrada de unos pocos metros de altura, los que vienen en pateras
de plástico, los que van a los comedores de Caritas. Parece que eso, que forma
parte también del calendario, interesa menos. ¡Qué se le va a hacer! Hoy es el día. Hoy termina el período de
“Virgen a Virgen”. ¿Cuándo tiene la fecha de caducidad el otro?
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