Dice el periódico que Pujol – no sabemos si sólo el padre o
toda la partida – va a denunciar a los bancos andorranos porque no han guardado
el secreto profesional. O sea las piedras se querellan contra los perros porque
de noche ladran a la luna (que por cierto, ¡cómo está la luna estos días!) y no
las dejan dormir. De chiste
De chiste es también que Monedero algo así como el ideólogo
del partido surgente que tiene el coco comido a media España y aterrorizada a
la otra, viene y dice que unos aviones se ‘introdujeron’ en las Torres Gemelas.
Creo que hay un pequeño error. No fue así. No. Los aviones iban por su sitio y,
entonces fueron las torres, que eran dos, las que se pusieron en medio.
No se las anda, tampoco, muy lejos en cuanto a proposiciones
otro de los tales, profesor universitario por más señas. Viene y pone como
modelo de convivencia la ‘comuna’. Pues mira que bien. Damos un salto al siglo
XIX y volvemos a andar el camino. Y digo yo, y si vamos de saltos ¿por qué no nos
vamos con Adán y Eva? Aquello, al menos, era más ecológico…
De chiste es ver las
tardes de los sábados a los que no hacen ejercicios ni con el chuchillo en la
mesa cómo empujan el carrito de la compra en el supermercado. Ahora, eso sí,
asoman los cuellos de las botellas de güisqui por las barandillas del carrito y
ellos llevan chándal arrugado y las zapatillas impolutas…
De chiste es el jovenzuelo que lo único que ha hecho en su
vida ha sido pegarle patadas a un balón, tomar medicamentos para potenciarse físicamente
y presuntamente defraudar al fisco. Bueno
él no, él no sabía nada, y no se pringa en esas minucias, su padre llevaba los asuntos…
Al mozo le paga su club, cada año, veinte millones de euros
libres de polvo y paja. Hace unos meses declaró que deseaba marcharse porque…
¡no se sentía querido! Ha rectificado. Dice, ahora, que esta temporada va a ser
bueno. Así disfrutarán todos. De chiste,
de chiste…
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