Entre Casas de don Pedro y Talarrubias la carretera va por
una llanura de pastos pobres y llena de riscos. En un extremo, el pantano de
García Sola; en el otro, el de la Serena. Tierra pobre, muy pobre. Abrasa el
sol del verano; es duro el invierno. Le dieron por apellido “la Siberia”
extremeña. Siberia significa tierra dormida.
El origen de estos pueblos es oscuro. Se pierde en vaya
usted a saber qué años. Desde casi cuando el hombre se las buscaba a pedradas
con otros hombres, hasta ahora, que ya no tira piedras ni a los semejantes ni a
las ovejas merinas porque están encerradas en la cercas…
Extraordinaria la
gente. Exquisito el queso. Un canal, “el Canal de las Dehesas” lleva el agua
por una tierra que a uno se le antoja que produce piedras porque por aquí el
agua se va de largo: busca otras vegas cercanas al Guadiana y allí sí está todo
verde con maizales ahítos de vigor.
Dicen los que saben
que la riqueza de los pastos (cardos silvestres) dan al cuajo una composición
especial y, de ahí, su riqueza alimenticia de un queso único en su sabor. Con
el calor tórrido del sol de la tarde las ovejas se acarran y tienen la tierra
lambida.
Por España se las andan los golfos sueltos. Me he perdido – no por huir de nadie sino por buscar lo que
otros desprecian – por tierras duras donde la vida no regala nada. Donde la
lucha contra el clima, el día o la vida misma es el pan de cada día. De verdad,
si se va con los ojos abiertos se ven muchas cosas.
Cuando dejo atrás Talarrubias veo que el polígono se ha
quedado pequeño. Al otro lado de la carretera con calles y farolas puestas y
muchas yerbas que brotaron en primavera y ahora están secas, dos naves esperan
la compañía de otras…
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