miércoles, 19 de marzo de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El pastor


 

                                              

Llega, como todos los días, cuando cae la tarde. Es el pastor. Entran careando las ovejas. Sinfonía de cencerros.Va camino del corral. Hay verde. Mucho verde.  El ganado parece que presiente la cercana puesta de sol;  triscan con  avidez. No pierden bocado.

Un perrillo turco, lanudo, de pelo muy ensortijado y sucio acompaña al pastor. El hombre lleva un morral colgado, a modo de bandolera, sobre la espalda; un cayado largo, rematado con un nudo en la punta – “es de acebuche, ¿sabe usted?” – y una honda de siete ramales.

Se echa la mano al bolsillo. Me da tabaco. Le digo que no fumo. El pastor es un hombre de mediana edad. Tiene la barba de varios días y huele a sudor de quien lleva mucho andado. Va nombrando a las ovejas. El perrillo turco mira fijamente al amo como quien espera una orden y desea complacerle.

Me dice que abrevaron en el arroyo. Ahora, el arroyo, lleva agua, pero cuando da de corto, llevarlas al agua me cuesta ir hasta el río. Los guardas no dejan que el ganado se acerque al río. “Ya he pagado varias esnuncias”.  “Cuando toda la vida de Dios siempre hemos andado por el río, pero ahora con tantas leyes…”

Le digo que lleva razón. El pastor sabe de Medio Ambiente más, bastante más, que los que están detrás de las mesas de los despachos. Nadie está más interesado en conservar y en regenerar a la naturaleza. A él le va la vida; a los otros… ¿quién sabe qué les va a los otros?

Me dice que antes la lana valía dinero. “¿Hogaño?; cuesta” Las ovejas se esquilan en mayo. Viene un hombre del Pueblecillo, pero la lana no la quieren; el borrego, sí. El borrego lechal lo buscan algo los días que se arriman a la Pascua.

Me cuenta que las lengüetas de las cencerras se las hace él – con palillos de encina, o higuera – porque le gusta más el soniquete. No sabe de hombres - ha escuchado algo en la televisión - que saltan alambradas, ni que los catalanes quieren irse. No tiene ni idea, ni falta que  le hace, donde está Crimea. El pastor, es un hombre de mediad edad; se llama, Pedro.

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