Está el campo ahíto de flores. Sube la yerba por la
lindes, reverdecen los sembrados; se abre el azahar en los naranjos… Todo es
perfume, sensualidad, belleza. Proclama como fray Luis de León: “Vino, nos
marcó nuestra tarea/ y se fue”.
No sabemos por donde se las andará. Vienen hoy los
periódicos…; habla, y no acaba la radio. A uno le entra por pensar que,
efectivamente vino, vio y, cuando supo lo que daba de sí el personal, se fue.
Estaría harto de tanta hipocresía, de tanto tonto suelto, de tanta maldad
agazapada.
Esta mañana, al rato de apuntar el sol el campo se tornó
de pinceladas de colores. Y mira que las nubes de Levante entelerañaron el
cielo, pero las flores - ¿por qué las
llamamos silvestres? - se lavaron la cara,
se vistieron con la ropilla del día y dieron en abrir con toda la belleza que
llevan dentro y, entonces…Todo fue una
sinfonía de color.
Pepe Díaz colgó en facebook, las otras noches, un
ramillete de almendras - terciopelo verde - ya cuajadas. Sorprende que ya estén
así; Juana Sánchez echa mano al refranero y habla de un marzo con lluvias de
noche y días sol; y Marilina, cuelga - como el pan diario - su sorprendente
flor de cada día.
El arroyo ya corre claro. El agua busca su ir
natural, o sea el río y…el río, ya se sabe. Se ha abierto la primavera con
todas las ganas contenidas de un invierno largo y gris. Dicen que por ahí lluvioso y, a uno, sólo le queda refugiarse y
firmar - si lo dejan - junto a San Juan de la Cruz : “Mil gracias derramando, / pasó por estos
sotos con presura, / y yéndolos mirando, / con sola su figura/ vestidos los
dejó de su hermosura…”
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