lunes, 17 de marzo de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Tío Moya


                                              

Era un personaje estrafalario y esperpéntico. Nadie sabía ni de dónde venía ni a dónde iba. Caía por las casas del campo al trasponer el sol. Si le daban de comer, comía; si no, proseguía. Era un filósofo que asombraba por cuanto sabía, por cuántos los otros creían que sabía y por lo que predecía.

“Donde unos ven estrellas; otros, ven polvo cósmico en suspensión…” Y usted, tío Moya, usted qué ve?  - María, respondió, a la mujer que le interpelaba, “eso quisiera saber lo que veo yo porque llevo mucho tiempo preguntándomelo”.

Les dijo que serían temibles los “de las cinco muelas”, y que vendría un guerra, la más grande de todas la guerras… Les metía el susto en el cuerpo. Contaba cosas a la luz del candil, dormía en el pajar y, a la mañana siguiente, desaparecía…

Yo nunca lo vi. Cada  vez que aparecía un mendigo, por el camino, me preguntaba, en mi curiosidad infantil, si aquel hombre sería el tío Moya. Pero, por cómo lo trataban los demás, no debía  serlo. El Tío Moya era - en su especie -  una autoridad: respetada, admiraba y, en cierto modo temida.

Personaje de leyenda. La noche era su aliada. Trasmitía, como Galdós en Fortunata y Jacinta,  presentimientos que sin saber  porqué se hacían efectivos y cumplían, siempre, lo anunciado. Era aquella una sociedad dominada por la incomunicación, el analfabetismo y la curiosidad por todo lo que venía de otro sitio, aunque fuesen mensajes, algunos indescifrables…

Avanzaba, una tarde de la recién estrenada primavera, el tren por los montes ondulados de Galicia camino de Monforte de Lemos. Yo miraba cómo pasaban los palos del telégrafo, y el campo verde, y los riachuelos con agua, y  las ovejas que pastaban en las laderas.

Subió, al tren, un mendigo. Para los castellanos viejos tenía acento gallego… No sé qué acento le darían, desde el otro lado, los gallegos. ¿Sería una reencarnación? Otras veces me pregunto: ¿llegó a existir, realmente, aquel personaje extraño, desconocido y  esperpéntico, al que llamaban,  el Tío Moya?

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