miércoles, 11 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El palomar de Teresa

 

 



Gotarrendura (Ávila). Palomar de la casa natal de Santa Teresa

 

11 de septiembre, miércoles. Goterrendura es un municipio enclavado de La Moraña, en Ávila. Tiene poco más de ciento cincuenta habitantes. Cela dijo de la comarca que “cría el cereal, tolera la vid y maldice el árbol”. Es una zona muy fría en inverno. Temperaturas mínimas de varios grados bajo cero.

Goterrandura es, además, el lugar donde nació Teresa de Ahumada y Cepeda hija de Alonso y Beatriz que se casaron en el mes de noviembre de 1509. Alonso, natural de Ávila y Beatriz, de Olmedo. Está documentada la boda. Él muere en 1544; ella, en 1528. Queda como herencia muchas deudas, un pleito entre los hijos que dura cinco años, un solar cercano, una huerta, un jardín y un palomar…

Hasta aquí… pues eso. Esa tal Teresa de Ahumada no es otra que santa Teresa de Jesús (1515-1582). Otros la conocen también como Teresa de Ávila. Fue la fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos, doctora de la Iglesia y una de las plumas místicas más preclaras del siglo XVI, conjuntamente con san Juan de Cruz que reformó el Carmelo masculino.

En Gotarrendura afirman que allí nació la santa. No está probado, sí su muerte en Alba de Tormes. Mujer inquieta dejó, además de su Reforma obras de una profundidad mística que aún no se han superado. Las Moradas del castillo interior y Camino de perfección, las dos principales.

Fundó 17 conventos. Se cuentan multitud de anécdotas. Dice ella en el Libro de la Fundaciones que en cierta ocasión cruzaba un río que iba crecido. Volcó el carro y a punto de morir ahogada se dirigió a Dios.

- ¿Señor, por qué me haces esto si yo voy fundando conventos para ti?

- Teresa, le respondió, así trato yo a mis amigos

- Con razón, replicó ella, tienes tan pocos.

Otra. En compañía de san Juan de la Cruz, entraban en un pueblo. Juan se hizo el rezagado porque podría no estar bien visto que entrasen en comapañía un fraile y una monja que venían de lejos. Se da cuenta y le dice:

- Vamos, vamos, Juan, que no se avergüenza la dama y se avergüenza el caballero…

Dejó tanto, tanto… Como resumen, estos versos a la entrada donde se cree su casa natal. Solo se conserva el palomar.  “Nada te turbe/ nada te espante, / todo se pasa, /Dios no se muda, /la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene / nada le falta. / Solo Dios basta”.

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