viernes, 20 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El pueblo

 



20 de septiembre, viernes. El pueblo despierta temprano. Con las primeras luces del alba se echan a la calle los que van a trabajar fuera. Los coches pasan raudos. Van con prisa. Cinco minutos más de cama y… ¡el tiempo! Siempre luchamos contra el tiempo.

Un poco más tarde se despereza eso que llaman vida. La gente acude hacia las consultas del Centro de Salud; los niños, a los centros escolares. Unos, con ganas; otros, a remolones. Algunas madres – cargan con la cartera – los llevan de la mano; otros, caminan unos pasos por delante. Gente que va y viene, de algún sitio a alguna parte.

Palomas en el alero de un tejado; la mujer de Pacheco vende cupones en la puerta de la iglesia de la Vera Cruz.

- La veleta apunta a levante. No hay agua.

- Eso – le digo – pienso yo, también.

Están ocupadas las sillas de los bares que sirven desayunos en la plaza. Casi la misma gente de siempre. Comparten rato en torno a la mesa. Hay, también, quienes toman el primer café mañanero, solos…

Voy sin rumbo. Sale de una casa un chaval joven: mochila a la espada. Por la hora, edad y atalaje tiene pinta de ir a alguno de los Institutos…

- Buenos días. (No me contesta. Tampoco me sorprende)

Sigo calle delante. Voy por el centro de la calzada. Viene un coche; me aparto en la acera; cuando pasa, vuelvo a la calzada. Sigo camino. Una mujer madrugadora limpia el polvo del enrejado de la ventana… Cuando estoy a su altura:

- Buenos días. (Tampoco contesta al saludo. Pienso que no ha debido oírme)

Las puertas, cerradas. Casi al final de la calle, en sentido contrario, una mujer de las que antes estaban en las esquinas…

- Buenos días, le digo.

-Buenos, días me responde.

Subo a Uriquí. La vista del pueblo, soberbia; el cielo, entoldado. En la lejanía, bajo nubes, la sierra de Mijas; a media distancia, el Hacho de Pizarra. Del pueblo sube un ruido sordo.

A la izquierda, la cúpula rojiza del reloj del Ayuntamiento diseñada por un capitán de la Guardia Civil inspirado en la Puerta del Sol de Madrid. A la derecha, se desparrama el pueblo. Algunos de los templetes que remaban casas de cierto empaque están casi minimizados por las chapas. En su sitio, separado, el castillo. Otea los vientos y al tiempo.

Me acuerdo de los versos de Juan Ramón.Se morirán aquellos que me amaron; /y el pueblo se hará nuevo cada año; /y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, /mi espíritu errará nostáljico…”

 

 

jueves, 19 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Los chicos

 


                                    


 

19 de septiembre, jueves. Era verano, como el del cuento de Ana María Matute, cuando supe de esta mujer y de su manera de escribir. Andaba por Benagalbón, en la Escuela Hogar la Marina, en uno de esos cursos a los que uno se apuntaba llevado por la inquietud y por ese afán de saber, de descubrir lo desconocido, de… ¡qué se yo!

El profesor llevó a clase un texto de Ana María, Los chicos. No conocía – no sé mis compañeros – gran cosa de ella. Nos repartió unas hojas impresas con el cuento. Después, lo comentaríamos…

Comenzaba así:

Eran cinco o seis, pero así, en grupo, viniendo carretera adelante, se nos antojaban quince o veinte. Llegaban casi siempre a las horas achicharradas de la siesta, cuando el sol caía de plano contra el polvo y la grava desportillada de la carretera vieja, por donde ya no circulaban camiones ni carros, ni vehículo alguno. Llegaban entre una nube de polvo que levantaban sus pies, como las pezuñas de los caballos.

Después, he sabido que ese cuento era la realidad vivida en Mansilla de la Sierra donde con cuatro años gravemente enferma fue a casa de sus abuelos para curarse en aquel rincón de La Rioja. El cuento fue vivencia de otro verano. Duro, real, fuerte.

Se construía el pantano de Mansilla – que lo anegó y forzó levantar un pueblo un poco más ‘arriba’- diseñado en tiempos de la República en el río Najerilla -. Ella, de niña vivió la terminación de las obras en la posguerra.

No supo de la dureza que, además, se encerraba en la construcción de aquella presa. Un grupo de hombres condenados a ‘redimir la pena’ (¿?) prestando la entrega de su trabajo. Sus familias, instaladas en chabolas y covachas les habían seguido; los niños con ellas. Mal vivían en las cercanías del pantano.

Cuenta Ana María como uno de aquellos niños – el más pequeño – fue maltratado y golpeado por el matoncillo del pueblo, ¡que valiente! cuando una tarde regresaban desde el río hacia sus cobijos.  Al finalizar el atropello dice:

Súbitamente me miró. Y vi sus ojos de pupilas redondas, que no eran negras, sino de un pálido color de topacio, transparentes, donde el sol se metía y se volvía de oro. Bajé los míos, llena de una vergüenza dolorida.

Nosotros, entonces, asistíamos a una escuela donde en el recreo nos daban leche en polvo o un trozo de queso americano… Ahora, en el Instituto Cervantes de Madrid, se ha abierto una exposición para celebrar el centenario del  nacimiento de Ana María (1925-2014)

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Quijote, de ayer; expresiones, de hoy

 

          


18 de septiembre, miércoles. Don Quijote, loco de remante, había salido de su casa por la puerta del corral cuando aún era de noche. Montaba en su caballo. Cabalgó por la llanura manchega bajo un sol abrasador. Ni comieron ni bebieron una gota de agua durante toda la andadura de aquel día de verano.

Dice Cervantes, en el capitulo tres, de la primera parte, que llegaron, entre dos luces, a una venta que él, en su desvarío, pensaba que era un castillo y en el que deberían armarlo caballero porque no podía emprender ninguna buena acción – Se había echado al mundo a ‘desfacer’ entuertos’ – si antes no lo habían armado caballero.

En la puerta vio dos mozas de ‘esas que llaman del partido’ pero que para él eran dos doncellas que salían a recibirlo; el ventero, el señor del castillo. Le pide que lo atienda. Le cuenta qué le mueve para ir de aquella manera, a aquellas horas y por aquellos lugares. El ventero, le sigue la corriente. Lleva a Rocinante – el caballo al que Cervantes también le da protagonismo - a la cuadra.

Don Quijote le pide que lo arme caballero; el ventero, que no tiene capilla para velar las armas porque la que había estaba derribada para hacer una nueva pero que según los libros de Caballería en tales circunstancias podía hacerse en el patio de la venta.

Don Quijote las deja sobre el pilar del pozo. La luna, en el cielo; la noche clara – Cervantes no lo dice, pero en la lejanía, si había alguno, deberían ladrar los perros y cantar los grillos…-. Un arriero se acerca a dar agua a su recua. Don Quijote le llama la atención; no le hace caso y entonces cervantes escribe:

“No se curó el arriero destas razones y fuera mejor que se curara, porque fuera curarse en salud” y continua: “antes trabando las correas, las arrojó gran trecho de sí. Lo cual visto por don Quitoje, alzó los ojos al cielo puesteo el pensamiento (a lo que pareció) en su señora Dulcinea…

Arremetió contra él y le rompió la lanza en la cabeza; lo mismo hizo con un segundo, que no percatado de la situación recibió aún peor trato. El daño fue aún más grave.

El ventero que vio como se ponía la cosa hizo una ‘faena de aliño’ y le dio puerta para quitarse de encima una situación tan engorrosa.

 

 

 

 

martes, 17 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Uvas de Almorox

 

                                   


17 de septiembre, martes. Cuenta el Lazarillo que llegaron, en tierras de Toledo, a Almorox donde ocurrieron varias peripecias: hizo saltar al ciego contra un poste en la plaza del pueblo, ocurrió el episodio de las uvas y donde se separó del ciego que tan mal le trataba.

Almorox está en la vertiente norte de una pequeña colina, en terreno llano por el que discurre el arroyo Tordillo, no lejos del río Alberche que nace en la Sierra de Villafranca en el Sistema Central. Lleva sus aguas al Tajo. Es tierra llana, de pinares extensos donde alternan el pino piñonero y la encina; viñedos…

La parroquia se la dedican a San Cristóbal. Está documentado que en su obra trabajó Juan Gil de Hontañón, a principios del XVI. El Lazarillo de Tormes se publicó en 1554 lo que lleva a pensar que pudo haberla conocido ya terminada. En el centro de la plaza tienen la picota ¿será el mismo pilar contra el que Lázaro hizo que saltase el ciego estrellándose contra él?

Debió ser por este tiempo. Septiembre, días arribas, días abajo. Tiempo de vendimia (cuenta que ya estaban muy maduras.  Se desprendían con facilidad del racimo y chorreaban con abundancia mosto). El cielo debía tener el azul propio de este tiempo; sin el azul de primavera o ese azul limpio de los días fríos del invierno. Quizá algunas nubes se columbraban de paso y el sol pegaría sin la fuerza que lo hace en los meses de verano; no obstante, se agradecen las sombras que reconfortan de las calores al final del estío.

El ciego le propuso sentarse, al amparo de un vallado y compartirlas en armonía. Cuenta que le dijo:

- Lázaro, vamos a comerlas amigablemente. Tú, una; yo, otra.

Debió comenzar la faena despacio. Sin embargo, dice: pronto “mudó de propósito y comía de dos, en dos”. Entonces, él cambió también y comía de tres en tres o de como su mano alcazaba a desgranarlas del racimo.

Sigue la narración y cuando hubieron terminado, el ciego balanceó el escobajo del racimo en el aire y solemnemente le comentó:

- Lázaro, engañado me has.

Él lo negó, pero en su atrevimiento de muchacho sagaz, preguntó:

- Y ¿en qué lo conocisteis vos?

- En que yo comía de tres en tres y tú callabas….

Manera sutil de desnudar al pillo. ¿Tendrá vigencia esta manera de descubrir a tanto ‘Lazarillo’ de chaqueta y corbata de hoy? Una de las obras cumbres de la Literatura española…

lunes, 16 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y, ahora, Olivenza

 

 

 

                      


16 de septiembre, lunes. Los españoles estamos condenados a tener una mala relación con nuestros vecinos: Francia, Marruecos, Reino Unido o Portugal. Guerras, desencuentros, hostilidades, fronteras sembradas de castillos… Algo así como un chino permanente en el zapato para tener un incordio constante.

Con Francia, mal rollo – si te peleas siempre lo haces con el vecino más cercano -. El Rosellón y a la Cerdaña, tierras de litigio hasta la Guerra de los Treinta Años. Por cierto, en Coliure, pequeña población del Rosellón donde está enterrado don Antonio Machado (‘le cubre el polvo de un país vecino’), se habla el catalán mas puro.

Por el tratado de los Pirineos, de 1659 España cedió a Francia todas las ciudades al norte de los Pirineos. Llivía era una villa. Se quedaba fuera de lo acordado; sigue siendo española – según algunos, también catalana y gerundense, cuestión de gustos – en territorio francés.

Marruecos reivindica Ceuta y Melilla. Son dos ciudades del norte de África. Nadie lo pone duda. Anteriores a la existencia de Marruecos, también. Ceuta, incluso un tiempo fue portuguesa. El rey don Sebastián murió en la batalla de Alcazarquivir. 

Hace tiempo teníamos información de Gibraltar porque de allí venía el café y el tabaco de contrabando y porque el ministro de Asuntos Exteriores reivindicaba en la ONU la españolidad del Peñón. Gibraltar – “Peña de Tarik” – invasor de la Península Ibérica en el 711, está en manos inglesas desde el final de la Guerra de Sucesión, en 1713. 

España y Portugal tienen frontera común de Norte a Sur. Unas veces son los ríos Duero – decía Saramago que bajo el puente de Miranda do Douro, los peces unas veces están en España y otra en Portugal – y el Guadiana; otras, montes – muy pocos – o con líneas convencionales. Se conoce como “la Raya”. (Digo yo, que gran ocasión perdida para haber creado una unión de los Pueblos Ibéricos. Otro gallo nos cantaría en Europa).

Olivenza fue castellana hasta el Tratado de Alcañices, 1297 en que se trasfiere a Portugal por la Corona de Castilla. En 1801, en la Guerra de las Naranjas, la ocupa España de facto y por el Tratado de Badajoz, española de iure. De lo acorado en el Tratado de Viena no hablamos.

Ahora, un ministro portugués, la reclama. El folclore – saber del pueblo – lo dice en la copla: “Las muchachas de Olivenza / no son como las demás / son hijas de España / y nietas de Portugal”. Un chino, como decía antes, en el zapato.

 

 

domingo, 15 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 Permitidme que esta canastilla de rosas hoy de la ofrezcamos a la Virgen de Flores, en su retorno al Santuario.




Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pasó el día...

 

                        


         Llegada de la Virgen de Flores a su Santuario. Foto. A. Morales


15 de septiembre, domingo. Nubes altas, viento de levante, mañana fresca. Se ha mitigado el calor de otros días. Desde muy temprano, trasiego de caballos… No es un día cualquiera, la fecha dice que es un día especial.

Se han despertado las palomas con sobresalto de cohetes. No revolotean por la espadaña del Santuario de Flores, ni hay arrullos en los alféizares de las ventanas. Se expande un ruido sordo de palabras; no es el lugar de silencio de siempre. Desde muy temprano faenan los que montan chiringuitos y barras para luego, cuando termine la Eucaristía, después de la llegada de la Virgen se pueda tomar un refrigerio.

La Virgen ha retornado su Santuario – donde se venera desde 1484 bajo esta advocación traída por los hijos de Encinasola, en la toma de Álora - casi un año después. A finales de septiembre del año pasado un acto sacrílego robó el Niño que lleva en sus brazos. Por seguridad la trasladaron a la iglesia de la Vera Cruz. A finales de agosto traslado especial desde la Residencia de Ancianos Señorita Laura a la parroquia de la Encarnación. Novena, cultos, procesión…

Como cada año, el domingo inmediato a la festividad de la Natividad, o sea el 8 de septiembre, en romería retorno al convento que habitaron los Franciscanos Recoletos hasta la desamortización de Mendizábal en 1835.

Antes del cambio de feria, la romería se celebraba el 22 de septiembre,  la Virgen volvía al pueblo donde por motivos de seguridad se trasladó en los años 30 del siglo pasado. No estaba aún restaurado el convento al que volvió en los años 60…

La romería, centenaria, comenzaron a celebrarla, como acción de gracias, los soldados que retornaron de la Guerra de África. Ninguno de los que habían llevado una estampa o un escapulario de la Virgen había sido herido. Lo tomaron como un hecho milagroso.

Muy temprano se puso en marcha el cortejo. Caballistas, carrozas, gente a píe, panda de verdiales, coro romero…, acompañaron a la carroza de la Virgen de la que tiraba una yunta de vacas – ¡los bueyes hace tiempo que desaparecieron de las faenas del campo! -. Paso acompasado y lento. A veces, con parones largos. Quizá, sería un punto a corregir en romerías futuras.

Entre nubes se abrió paso el sol de media mañana. Sigue la comitiva. Van camino del convento a donde llegaron pasadas las 14 horas… ¡Oh, Madre mía de Flores! “Veinticuatro horas del día, / veinticuatro horas que tiene; si tuviera veintisiete, / tres horas más te querría”…. y pasó la romería.


 

sábado, 14 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ecuador

 

 

                                   


Verdeo de aceituna, variedad Manzanilla aloreña

 

14 de septiembre, sábado. Cielo entoldado; nubes de levante; viento fresco. Septiembre llega al ecuador. Preguntas que se lleva el aire por las esquinas. Nadie responde. Los estudiantes patean ciudades y agencias. Quieren encontrar un piso, una habitación, un cuchitril donde alojarse. Comienza el curso.

Se manejan cifras abusivas: en fianzas, en calidad de oferta, en precios de alquiler. Esta mañana, en televisión, hablaban de algunos por encima de los 700 euros por una habitación. De pisos individuales ni mijita; compartidos y...

Han vuelto los niños a los colegios. Los tópicos de siempre. Unos opinan que todo es un desastre, que se favorece a la enseñanza privada en detrimento de la pública; otros, se quejan de infraestructuras con faltas graves. Vienen del curso pasado. No se han tomado -dicen – medidas. Edificios sucios, obras sin rematar, falta profesorado…

Hace unos meses un amigo me dijo que, en el Colegio de la Barriada de El Puente, - población joven y de aluvión - en mi pueblo, en Álora se habían matriculado ¡ocho niños! La estadística habla de veintitantos mil alumnos menos en toda España. No solo afecta a Primaria. La mancha de aceite alcanza, también a Secundaria… Eso es grave y muy serio si no arbitran medidas correctoras.

El sur del Sur espera la lluvia. Se sabe que la variedad de aceituna de mesa, Manzanilla aloreña, esta campaña, solo ofrece para recolección el quince por ciento de una cosecha normal. Esa variedad es la única de España con Denominación de Origen, es la ‘pata negra’ de la aceituna de mesa. Su cultivo está en pequeños y medianos agricultores (unas cuatro mil familias); la repercusión económica en jornales – se recolecta a mano, a modo de ordeño – es muy grande… ¿Cómo le ponemos al niño?

Una parte de España ha sufrido inundaciones catastróficas;  en otros lugares el déficit hídrico es alarmante. Algunos embalses en la provincia de Málaga están bajo mínimos. El Conde de Guadalhorce, al 25%; el Guadalteba, al 13%; el Guadalhorce al 10% con el agravante que tiene una veta salada que lo hace casi nocivo para la agricultura. Si no llueve, agua para diez meses. De los otros no tengo datos; no están mejores que estos….

De Venezuela, de los Lamborghini y bicicletas, del caos en la estación de Sant, ayer, en Barcelona, de las viviendas de Protección Oficial que “ni están ni se les espera”, de los asilos, algunos llamado de manera eufemística ‘residencias’ que no tienen capacidad ni para quienes pueden pagarlos… De eso no hablamos, por hoy, está bien la cosa.

 

 

viernes, 13 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La talega

 

                              



13 de septiembre, viernes. Cuando el hombre se levantó aún no había amanecido. Se bajó soñoliento de la cama. Una mariposa de luz tenue, mínima, encendida toda la noche prolongaba las sombras en el pasillo. El hombre cogió la ropa de la silla y se vistió. Se calzo; bajó las escaleras sin hacer ruido.

En la cocina encendió un candil. Con un gancho movió la torcida, la empapó de aceite. Encendió la candela. Su mujer venía detrás y avivó las ascuas; puso la cafetera. Cuando estuvo el café lo bebió de un sorbo. No comió nada. A media mañana picaba algo; recién levantado, no.  El hombre fue a la cuadra. Del establo salía un vaho caliente.

Le puso la jáquima a uno de los mulos. Lo sacó al corral. Lo amarró a una estaca de la pared para que el animal no se moviese mientras lo aparejaba. Luego le puso el cerón. En un cujón, un cantarillo mediano con agua; en el otro, sacos para la aceituna y la talega con la comida. Entró a la casa y de la alacena del fondo cogió las viandas. Su mujer faenaba y preparaba algo para los niños que dentro de un rato irían al colegio.

El hombre se subió en mulo. Sobre los hombros se echó la pelliza. El viento frío de la mañana congelaba el aliento a modo de humo blanco que salía de la boca con la respiración… En el olivar, desaparejó el mulo y con una soga larga lo amarró al tronco de un almendro seco. Después, del algarrobo bajó la vara de álamo blanco. La había cortado en la menguante de marzo antes del rebrote de primavera. La secó entre las canales del tejado durante el verano.

Ya se veía. El hombre comenzó a varear los olivos. Siempre tres, cuatro, dependiendo del volumen y de la cargazón en la copa. Quería tener recogida la aceituna para la Purísima porque venían días muy cortos y el frío.  Cuando llegó el mediodía, paró la recogida, abrió la talega. En una fiambrera llevaba tomates fritos y tres trozos de morcilla; en otra, queso en aceite; unos arenques, un trozo de carne de membrillo envuelto en papel de estraza,  dos naranjas de calabacilla y un cuarterón de pan.

Solo comió un trozo de morcilla. Sabía que cuando llegase a la casa los niños hurgarían en la talega y con el pedazo de pan que también, adrede, venía de vuelta, ellos se lo comerían como el manjar más exquisito que se podía soñar…

 

jueves, 12 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día


 

 

 

 

                        


                 Cerro del Castillejo


12 de septiembre, jueves. Las fuentes históricas dicen que Talyayra era un núcleo de población ubicado en el Cerro del Castillejo, junto al arroyo de la Dehesilla antes de su desembocadura por la margen derecha en el río Guadalhorce, frente al arroyo de la Teja.

Fue una de las ‘ciudades’ con fines disuasorios y de propaganda – si se puede llamar así a aquellos acontecimientos de un tiempo tan remoto - cercanas a Bobastro, con presencia de población permanente. Población quizá no muy numerosa pero sí con un fuerte sentido testimonial enfocado hacia el ‘posible’ enemigo que se afincaba en lo que hoy conocemos como Mesas de Villaverde.

Su utilización, por tanto, tuvo sentido en tanto en cuanto era un espejo para el enemigo rebelde [Bobastro] y donde sus ocupantes tenían todos los placeres propios de la época mientras ellos, en lo más alto de los cerros sufrían asedios constantes y luchas permanentes, carencias y privaciones. Una vida dura en pocas palabras.  Sus ruinas no se han encontrado, aunque la mayoría de los autores la ubican en las cercanías de lo que hoy es la barriada de Bermejo, en el Cerro del Castillejo.

 En el capítulo 99 de la ‘Campaña de Talayra, año 307 (3 de junio 919 / 2 de mayo 920), campaña de Talyayyra dice: ‘Luego marchó el ejército a la fortaleza de Álora, notable por su inexpugnabilidad, y por dominar el castillo de Bobastro, nido de perdición y sus puntos flacos (…). El ejército avanzó entonces hacia Bobastro’.

Continua en el capítulo 100 “Expedición del chambelán Bard ben Ahmad a Bobastro”. ‘Luego sacó el chambelán Bard ben Ahmad caballería e infantes hacia las partes altas de las laderas de Bobastro, fortaleza de perdición, cuyos alrededores asolaron. Luego se pasó a la fortaleza de Álora para acabar de guarnecerla y reforzar a los que lo ocupaban, y de allí a Casarabonela, a Skur, y a Frdalis destruyendo cuanto había. Luego se volvió todo el ejército contra la humillada Bobastro’.

En otro pasaje de Ibn Hayyan (Muqtabis V, se cita una fortaleza llamada Lura: ‘De ahí [Tarifa] continuaron la marcha hasta la ciudad de a-Yazira al-Jadra (Algeciras), puerto de mar de al-Zuqaq (Estrecho de Gibraltar), que es el paso de los enemigos. Las tropas de infantería se entregaron a la destrucción de los sembrados de Álora...”

Hechos remotos perdidos en la neblina y en la noche de los tiempos y si lo dicen los documentos…



miércoles, 11 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El palomar de Teresa

 

 



Gotarrendura (Ávila). Palomar de la casa natal de Santa Teresa

 

11 de septiembre, miércoles. Goterrendura es un municipio enclavado de La Moraña, en Ávila. Tiene poco más de ciento cincuenta habitantes. Cela dijo de la comarca que “cría el cereal, tolera la vid y maldice el árbol”. Es una zona muy fría en inverno. Temperaturas mínimas de varios grados bajo cero.

Goterrandura es, además, el lugar donde nació Teresa de Ahumada y Cepeda hija de Alonso y Beatriz que se casaron en el mes de noviembre de 1509. Alonso, natural de Ávila y Beatriz, de Olmedo. Está documentada la boda. Él muere en 1544; ella, en 1528. Queda como herencia muchas deudas, un pleito entre los hijos que dura cinco años, un solar cercano, una huerta, un jardín y un palomar…

Hasta aquí… pues eso. Esa tal Teresa de Ahumada no es otra que santa Teresa de Jesús (1515-1582). Otros la conocen también como Teresa de Ávila. Fue la fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos, doctora de la Iglesia y una de las plumas místicas más preclaras del siglo XVI, conjuntamente con san Juan de Cruz que reformó el Carmelo masculino.

En Gotarrendura afirman que allí nació la santa. No está probado, sí su muerte en Alba de Tormes. Mujer inquieta dejó, además de su Reforma obras de una profundidad mística que aún no se han superado. Las Moradas del castillo interior y Camino de perfección, las dos principales.

Fundó 17 conventos. Se cuentan multitud de anécdotas. Dice ella en el Libro de la Fundaciones que en cierta ocasión cruzaba un río que iba crecido. Volcó el carro y a punto de morir ahogada se dirigió a Dios.

- ¿Señor, por qué me haces esto si yo voy fundando conventos para ti?

- Teresa, le respondió, así trato yo a mis amigos

- Con razón, replicó ella, tienes tan pocos.

Otra. En compañía de san Juan de la Cruz, entraban en un pueblo. Juan se hizo el rezagado porque podría no estar bien visto que entrasen en comapañía un fraile y una monja que venían de lejos. Se da cuenta y le dice:

- Vamos, vamos, Juan, que no se avergüenza la dama y se avergüenza el caballero…

Dejó tanto, tanto… Como resumen, estos versos a la entrada donde se cree su casa natal. Solo se conserva el palomar.  “Nada te turbe/ nada te espante, / todo se pasa, /Dios no se muda, /la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene / nada le falta. / Solo Dios basta”.

martes, 10 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Eirene

 

 



        Eirene, diosa de la Paz en la Mitología griega

 

10 de septiembre, martes. Grecia es uno de los territorios por los que la Península de los Balcanes se asoma al mar Egeo que forman parte del Mediterráneo. Multitud de islas desprendidas del bloque continental y un azul intenso, da dan otra nota. Allí nació la Filosofía o ciencia del Saber, la Democracia, que dicen que es el poder del pueblo ¡que entelequia!, ¿verdad?!, los Juegos Olímpicos y la Mitología donde a los dioses se les asignan las virtudes y los defectos de los hombres.

Dicen y es verdad, que los griegos tenían un dios para cada cosa. Lo posible y lo imposible; lo que da terror – Vulcano, en los infiernos - y lo que da placer o belleza – Eros, Afrodita…, o bienestar, o algo así como un ungüento para andar el camino de la vida.

Eirene, Irene, en cristiano, significa diosa de la paz. (¿Es posible la paz?) Era hija, de Zeus, dios supremo y padre de todos los dioses y Temis, que representa la justicia y la equidad. ¡Casi nada! Los griegos, por lo que se ve tenían una imaginación enorme.

Según la Mitología, que es la ciencia que informa de aquellos dioses de entonces en los que creía la gente en su tiempo y si me apuran, también la gente de ahora, Eirene era bellísima.

Eirene, o sea Irene, se representaba como una muchacha joven (¡qué pena, dijo alguien, que la juventud esté en manos de los jóvenes!). Lleva una cornucopia, para que no entendamos un cuerno, en una mano; en la otra, un cetro y una antorcha. Dicen, también, que se puede representar con una corona de flores sobre su cabeza. Eirene es la representación de la riqueza de lo que se deduce que la pobreza no trae la paz.

Hay otra versión: porta un ramo de olivo y una paloma. El olivo, daba el aceite con el que se ungían los atletas o que componía un alimento imprescindible en la dieta mediterránea de la que, en aquellos tiempos, no tenían ni pajolera idea.

La paloma, si era mensajera comunicaba largas distancias; si era común, belleza. Los hebreos, en la Biblia la ponen como símbolo del perdón de Dios. Porta una ramita de olivo cuando vuelve al Arca; en el mundo cristiano, munchos años después, representa al Espíritu Santo, uno de los tres, que no son tres, sino un solo Dios, en el Misterio de la Santísima Trinidad (para que luego digamos que es complicada la Mitología griega).

Veo los telediarios. Me vuelvo a preguntar ¿se conseguirá la paz?

 

 

 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Prohibido poner la lavadora

 

                  


 

9 de septiembre, lunes. Los suizos son especiales. Suiza es un pequeño país en el corazón de los Alpes que ha sabido sobrevivir entre gigantes próximos: Austria, Alemania, Francia, Hungría o esa amalgama variopinta y colorista que es Italia.

Suiza ha vivido de su tecnología intelectual para apropiarse del dinero del mundo donde dicen que lo guardan los grandes magnates en sus bancos bajo un secretismo de tal calibre que ni ellos mismos lo saben.

Ha sabido vivir también de una industria de precisión y calidad. Decían que nada hay más perfecto que un reloj suizo hasta que, llegaron otras tecnologías desde un país lejano, Japón, que los desbancó y ocupó parte de sus puestos en el mercado. Aparecieron otros modos de fabricar y la perfección de la pieza se sustituyó por una pila que hace andar la maquinaria sin tener que darle cuerda todas las noches.

Suiza se divide en cantones. Eso no importa. Da igual. En Suiza conviven gentes con sello alemán, con sello francés y con sello italiano. Y, además, entre todos hacen que el país funciones extraordinariamente bien. Como no aportan la suficiente fuerza como para sobrevivir entre ellos solos, han acogido a cantidad de emigrantes. Unos como mano de obra; otros, aportando su inteligencia. Han sabido hacerlo de tal manera que casi es imposible que puedan alcanzar la nacionalidad suiza si no se ha nacido allí.

Los suizos, dicen, que son minuciosamente democráticos hasta el punto que convocan un referéndum cada dos por tres y a veces, - es una exageración – para precisar a partir de qué hora uno tiene que estar ya en la cama por la noche porque al día siguiente hay que rendir.

He leído por ahí que en Suiza no se puede hacer la limpieza doméstica ni poner las lavadoras los domingos y los días de fiesta por dos razones. Son días de descanso y el descanso es sagrado y porque se puede molestar a los vecinos.

Cuando uno lee esas cosas piensan en la invasión patinetes por las aceras de las ciudades -ahora también por la carreteras- en los bares abiertos con terrazas que invaden las aceras hasta esas horas de la madrugada en la que ya están recogidas hasta las estrellas. Botellones, tubos de escapes libre en las motos, coches a todo pastilla que luego tiene que frenar con el correspondiente chirriamiento de frenos mientras sale una música estridente por la ventanillas. ¡Cuánto tenemos que aprender!       


sábado, 7 de septiembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácorra. Alcántara, Barbeito y otras cosas


             


7 de septiembre, sábado. Navego por el archivo. Me aparece algo publicado hace un puñado de años (18 de abril, 2017)

Digo: me llamó Antonio. “Me he acordado de ti…”: “Ahí va lo de Alcántara. En recuerdo de aquel día, los tres – él, tú y yo – en el María…. Un abrazo, mi amigo. Pregunté si podía publicarlo y me dijo que sí:

 

“Alcántara se nos fue.

Rota la pluma, se seca

en la orilla del papel.

 

Ay, Rincón de la Victoria,

ya eres rincón derrotado

por un silencio de Gólgota,

que Manolo –qué ancha luz-

se nos fue por estos días

que terminan en la cruz…

 

El mar azul, bajo el cielo,

es la pena exagerada

de un derramado tintero.

 

¡Escribid, barcos veleros,

que Alcántara se nos fue,

ay qué dolor, Dios adentro…!

 

¿Que lo mejor del recuerdo

es el olvido, Manuel?

Pues yo te pienso y te pienso,

y pensándote se asoman,

no sé por dónde, los versos…

 

Ahora tienes la ocasión

de pedirle a Dios, a solas,

que te dé una explicación.

 

El mar azul, bajo el cielo,

es la pena exagerada

de un derramado tintero.

 

¡Escribid, barcos veleros,

que Alcántara se nos fue,

ay qué dolor, Dios adentro…!

 

¿Que lo mejor del recuerdo

es el olvido, Manuel?

Pues yo te pienso y te pienso,

y pensándote se asoman,

no sé por dónde, los versos…

 

Ahora tienes la ocasión

de pedirle a Dios, a solas,

que te dé una explicación. Alcántara sobre un río

por donde pasan de un lado

a otro preguntas de un niño.

 

Ante tu cuerpo presente,

se ha vestido con un luto

de once sílabas la muerte.

 

Se nos quedó en aquel bar

un dry gin, un cigarrillo

y, al punto, una soleá.

 

¿Sigues aún en tus trece

de que si la muerte acaba

a ti que no te despierten?

 

Mar de Málaga, ábrete,

que te está pidiendo sitio

el silencio de Manuel…

 

Málaga en el corazón,

en la pluma, en la esperanza,

y también en el dolor.

 

Que bien sabía el poeta

que lo que se quiere duele

como herida siempre abierta.

 

Se nos fue Manuel Alcántara

y los jazmines no aciertan

a clavarse en las biznagas.

Jazmines por calle Larios…

Cuántas palomas prendidas

–blancas-, quietas, en la mano…

 

Un concurso de sirenas

y delfines en El Carmen,

y tú pisando la arena…

 

Un verano sin guerra, aquel verano.

Y a ti, niño, qué suerte, ¿lo recuerdas?,

tu padre te llevaba de la mano.

Allá arriba, en el cielo, como un cine,

el azul se estrellaba de misterios.

Tú estudiabas segundo de jazmines…

 

Y vas por el Jueves Santo

buscando, como otro Cristo,

la última cruz de tus pasos.

Y ahora, allí, a solas con Dios…

Manuel, lo que yo daría

por esa conversación…

 

Alcántara, tú no has muerto,

vives, porque, uno a uno,

 

nos colgaremos tus versos

en la voz, y sonarás,

como sonabas, maestro”.

 

Por esas cosas raras que a uno le brotan por dentro he sentido la necesidad de compartirlo como homenaje a los dos maestros.