Encinasola. F. Fermín Adame
A Reme y Fermín que estos días
celebran algo muy especial…
5 de enero, viernes. ¿Quién
eres tú? – Te pregunto.
- Soy – me dices - un anticipo que viene del
oeste, de esa tierra del Alentejo que está más allá del río, por las que el sol
se va cada tarde hacia un lugar lejano, allende las olas, que dais en llamar América…
Soy – sigues diciendo – una
parte de la dehesa que se arranca en el lugar de donde viene el sol cada mañana
cuando se rompe el alba y le habéis puesto por nombre Sierra Morena, y yo la
más preterida por mi pequeñez y por mi lejanía estoy aquí, esperando el rescate
del olvido, a orillas del Múrtiga…
Y formo parte (yo escucho; tú hablas)
de su flora y de su fauna. Soy encina milenaria que otea vientos en los
inviernos duros y jara en primavera; soy bellota y olivas en otoño y soporto el
rigor del estío cuando vienen los golpes de calor y la tierra se achicharra…
Soy piedra y tierra de labor
poca, pero dadivosa. Soy lugar de helechal, torviscos, cantuesos y romero y mi
dehesa propicia que nazcan los grumelos y pastos para los ciervos… Soy la fuerza verde del paisaje que no es
bosque, pero es sombra achaparrada de coscojas…
Aquí, los hombres echaron un
pulso a la naturaleza. Y lo perdieron. Dicen también de mí que soy generosa,
tan generosa que, además, me di a otra tierra y os regalé lo mejor de mi gente,
de mi valor, de mi fe y vosotros, en ese lugar a donde llegan las brisas del
mar de Ulises que nunca arribaba a Ítaca me acogísteis y ya ves. Nos fundimos y
ahí…
Y, entonces, a mí se me ocurre a
modo de susurro y pregunto: “Estrellilla marinera / que vas caminando al
norte / dime si podré llegar / a Encinasola esta noche?” Y te digo que estoy perdido, que no sé ni cómo
ni dónde… Y vas y me dices: “A orillas de la Ribera /está la Virgen de Flores /patrona de Encinasola
/ reina de los corazones”.
Y entorno los ojos y recuerdo,
una y otra vez, y tanta otras veces, y sé de la sombra planeadora del águila y
del canto del mirlo en los sotos y del jilguero en los chopos del río y me
quedo con el eco en la distancia, y con la soledad del campo que habla a su
manera porque por ahí también pasó “mil gracias derramando…”
P.D. Por error, en la publicación anterior apareció una foto que no corresponde a Encinasola. Pido disculpas.
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