jueves, 18 de enero de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Reinas de España. Mayor Guillen de Guzmán, se busca


                Alcocer (Guadalajara)


18 de enero, jueves. Desconocemos dónde nació; no la fecha, 1205. Murió en Alcocer, en la Alcarria, en la Hoya del Infantado en 1262 con 57 años. Su sepulcro desapareció en la guerra civil de 1936-1939. Algunos historiadores, temerosos que esté en algún museo de los que se alimentan de la rapiña, dicen que la Diputación de Guadalajara debería poner un cartel: “Se busca” y agregarle: “se recompensará”.

No conocemos cómo podría ser su figura, aunque por las crónicas de su tumba se cree que debió ser de gran estatura. Una efigie grabada en la superficie representaba a una mujer esbelta, de cara alargada, delgada, nariz pronunciada, con boca pequeña y barbilla prominente. Eso no pasa de ser una conjetura.

Mayor Guillén de Guzmán provenía de los más selecto de los linajes castellanos. Amante del entonces infante, hijo de Fernando III “el Santo” – luego rey Alfonso X, “el Sabio”- antes de su matrimonio con Violante de Aragón. Tuvo una hija con Alfonso, Beatriz que posteriormente fue reina de Portugal.

Alfonso X, la dotó para ella y sus otros posibles descendientes (Beatriz era muy niña en ese momento) con un señorío que se conoció como Infantado de Huete. Incluía el propio Alcocer, Cifuentes, Viana de Mondéjar, Palazuelos, Salmerón y Valdeoliva según recoge Villalba Ruiz de Toledo en un estudio sobre el monasterio de las Clarisas. Después de Beatriz pasó a su nieta Blanca que lo vendió a Alfonso, “el Viejo”, de Aragón…

Fue una de los amores más apreciados por el rey, que amó a otras mujeres fuera del matrimonio. Del rey se dijo que “queriendo alcanzar las estrellas perdió de vista la tierra”. Eso iba más encaminado por la manera como quedó el reino tras su muerte dividido en una profundísima guerra civil, entre sus nietos, los hijos de Sancho, muerto prematuramente, y los otros hijos.

Doña Mayor murió en Alcocer. En una pedanía despoblada fundó un monasterio de Clarisas en San Miguel del Monte donde recibió sepultura. Su sepulcro, perdido probablemente para siempre se sabe que era de nogal, tallado, de gran belleza, pero del que desgraciadamente no se tienen noticias de su paradero sin descartar un ‘enterramiento’ secreto para evitar posibles hurtos y profanaciones. Sea lo que fuere, están inmerso en un secreto insondable. 

 

Bibliografía:

BALLESTEROS, A. Alfonso X el Sabio. Madrid, 1963. CSIC

ARGOTE DE MOLINA, G. Elogio de los conquistadores de Sevilla. 1998

 

 

 

 

 

 

 

 

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