Alcocer (Guadalajara)
18 de enero, jueves. Desconocemos
dónde nació; no la fecha, 1205. Murió en Alcocer, en la Alcarria, en la Hoya
del Infantado en 1262 con 57 años. Su sepulcro desapareció en la guerra civil
de 1936-1939. Algunos historiadores, temerosos que esté en algún museo de los
que se alimentan de la rapiña, dicen que la Diputación de Guadalajara debería
poner un cartel: “Se busca” y agregarle: “se recompensará”.
No conocemos cómo podría ser su
figura, aunque por las crónicas de su tumba se cree que debió ser de gran
estatura. Una efigie grabada en la superficie representaba a una mujer esbelta,
de cara alargada, delgada, nariz pronunciada, con boca pequeña y barbilla
prominente. Eso no pasa de ser una conjetura.
Mayor Guillén de Guzmán
provenía de los más selecto de los linajes castellanos. Amante del entonces infante,
hijo de Fernando III “el Santo” – luego rey Alfonso X, “el Sabio”- antes de su
matrimonio con Violante de Aragón. Tuvo una hija con Alfonso, Beatriz que
posteriormente fue reina de Portugal.
Alfonso X, la dotó para ella y
sus otros posibles descendientes (Beatriz era muy niña en ese momento) con un
señorío que se conoció como Infantado de Huete. Incluía el propio Alcocer,
Cifuentes, Viana de Mondéjar, Palazuelos, Salmerón y Valdeoliva según recoge
Villalba Ruiz de Toledo en un estudio sobre el monasterio de las Clarisas.
Después de Beatriz pasó a su nieta Blanca que lo vendió a Alfonso, “el Viejo”,
de Aragón…
Fue una de los amores más
apreciados por el rey, que amó a otras mujeres fuera del matrimonio. Del rey se
dijo que “queriendo alcanzar las estrellas perdió de vista la tierra”. Eso iba
más encaminado por la manera como quedó el reino tras su muerte dividido en una
profundísima guerra civil, entre sus nietos, los hijos de Sancho, muerto
prematuramente, y los otros hijos.
Doña Mayor murió en Alcocer. En
una pedanía despoblada fundó un monasterio de Clarisas en San Miguel del Monte
donde recibió sepultura. Su sepulcro, perdido probablemente para siempre se
sabe que era de nogal, tallado, de gran belleza, pero del que desgraciadamente no
se tienen noticias de su paradero sin descartar un ‘enterramiento’ secreto para
evitar posibles hurtos y profanaciones. Sea lo que fuere, están inmerso en un
secreto insondable.
Bibliografía:
BALLESTEROS, A. Alfonso X el Sabio. Madrid, 1963. CSIC
ARGOTE DE MOLINA, G. Elogio de los conquistadores de Sevilla.
1998
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