9 de enero, lunes. Hoy,
hace cincuenta y tres años. Nos citaron en la Caja de Reclutas de Capuchinos,
nos entregaron un petate (saco de lona recia que se abrochaba por la boca) con
los enseres para un viaje y nos emplazaron, para el día siguiente, domingo, a
la 3 de la tarde en la estación de ferrocarril.
Nos formaron en la explanada.
Un señor con voz ronca nos leyó una serie de artículos del Código Militar;
todos terminaban en “pena de muerte”. El tren, el ‘catalán’ partió a las
cinco de la tarde. Al paso por Cártama mi familia -andaban de boda – me
saludaban desde la lejanía; por El
Chorro, oscurecía; en Bobadilla, noche cerrada.
En Córdoba le unieron otro
tramo de tren, “el sevillano”. El tren cruzaba los campos de la campiña
del Guadalquivir. Fuera, oscuridad total; dentro el nudo en la garganta de
quien se iba lejos, muy lejos.
De madrugada, nos venció el
sueño. En Alcázar de San Juan subió un manchego con blusón negro y bufanda
mugrienta. Nos despertó. Vendía, en una caja de madera “tortas de Alcázar”.
Amaneció en Albacete. Toda la llanura nevada. No he visto nunca las estepas
rusas en invierno. Pueden ser igual de bellas; más, no. En el nudo de la
Higuera se bifurca el tren que va para Alicante… Un hombre vendía café con
leche en botellines de cerveza. Llegamos
a Valencia a primeras horas de la mañana del once.
Día libre todo el lunes. Uno se
acercó, no por nada, a ver a la Virgen de los Desamparados y a la catedral y se
tomó algo de comer en Barrachina que estaba en lo que se llamaba
entonces, la Plaza del Caudillo.
Era la primera vez que me subía
a un barco. Partió de Valencia al anochecer rumbo a Palma de Mallorca. Toda la
noche de navegación. La travesía no tuvo nada de especial. La catedral de Palma
se recortaba entre la niebla del alba; al otro lado, el castillo de Belver. El J.J.
Sister atracaba en el muelle de Pelaires.
El Campamento General Asensio,
CIR 14, el destino. Nos entregaron una manta recia (que aún conservo) cubiertos
y menaje, ropa… Tercera Compañía del 1er Batallón y Jefatura de Instrucción de
la Plana Mayor, mis destinos durante catorce meses y un día. ¿A ver quien puede
presumir de haber hecho amistades - las vamos a revivir dentro muy poquito -
que duran más de cincuenta y tres años y haber gozado de unas vacaciones
pagadas en una isla sencillamente maravillosa…? España bajo la zozobra del
Proceso de Burgos, entonces; entre rosas y espinas, ahora…
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