La noticia ha saltado hace un
par de días. La prensa la ha publicado. No
salgo del asombro. Un niño de 9 años, abandonado por sus progenitores, ha
sobrevivido, durante dos años, solo en su casa en el pequeño pueblo de Nerescac,
de poco más de dos mil habitantes en el distrito Poitou-Charentes no lejos de
Angulema.
La cosa parece que viene de un poco más lejos.
La denuncia, la instrucción y, posterior condena ha llevado su tiempo. Según informan
el padre se largó hace un tiempo; la madre de 39 años se fue a vivir con su
nuevo compañero sentimental en el pueblecito de Sereuil de poco más de mil
habitantes y no lejos de la localidad que ahora hemos ubicado en el mapa…
Dicen que los vecinos ‘sospechaban’ abandono.
Una señora detectó que el chaval hurtaba fruta y hortalizas o comida por la
ventana de su casa. Se lo comunicaron a la madre y la respuesta fue “que no se metieran
en su vida”; en la escuela a donde acudía limpio y con un comportamiento
ejemplar y un rendimiento académico normal no sospecharon de la situación. Solo
algunos compañeros vislumbraron ‘algo’. Servicios sociales, medios de la alcaldía
e instituciones asistenciales estaban ajenas a la situación que se desarrollada
delante de ellos.
Hasta aquí todo puede parecer normal. Me
pregunto, un niño de nueve años sobrevive solo, se alimenta de las conservas
enlatadas, sin calefacción ni luz… ¿es normal que lleve esa vida? ¿Qué podemos
entender por normalidad?
La sociedad no se da cuenta de la situación de
abandono y soledad que vive un niño. ¿Es normal esa sociedad? ¿Qué estamos
haciendo mal? Decía Juan Ramón Jiménez, en unos versos admirables, “como los
hombres tristes / siendo tantos cada uno solo”. No me cabe duda de dos cosas: ese
niño estaba solo y tenía que estar triste, muy triste. Los que andaban a su alrededor
parodiando también a otro poeta “iban de su soledad a sus asuntos”. Y eso no lo
dice el poeta. Lo digo yo, no se enteraban de nada, o ¿no querían enterarse? Una
sociedad que actúa así, no me cabe duda que, aunque viva en relación con otras
personas, es una sociedad que está sola.
Ahora, algunos medios, también informan de
personas mayores aisladas – es un eufemismo – están tremendamente solas. Hace
unos días encontraron a un periodista muy importante muerto. Un compañero de
otro medio dijo: “murió solo, llevaba unos días muerto”. Este chaval está con una
familia de acogida. A ver qué va responder cuando alguien le hable de la dureza
de la vida…
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