miércoles, 17 de enero de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Llueve...

                    


Río Guadalhorce a su paso por Álora (Málaga)

 

17 de enero, miércoles, Dicen que se escribe del tiempo cuando no hay otra cosa de qué escribir… La lluvia, el agua, la sequía – distintas variantes de un mismo tema – son una constante en conversaciones, en encuentros entre amigos, en los informativos…

Vivimos donde la lluvia ha sido más noticia por su ausencia que por su abundancia. Si se echa un vistazo a los papeles viejos, o sea a Historia, no es algo novedoso. Su falta se ha repetido y, en ocasiones con tal virulencia, que ha llegado a originar hambrunas. Si no me creen echen un rato hurgando y verán cuantas sorpresas.

España es un país orientado al Atlántico, a tiro de piedra de África y a orillas del Mediterráneo. Si las lluvias vienen del oeste, entonces las llamamos borrascas. Se originan entre el Golfo de México y el centro del Océano. Las corrientes de los vientos les dan rutas determinadas. La mayoría rozan la Península Ibérica por el noroeste. Allí las lluvias, constantes; si vienen más bajas, entran por el Golfo de Cádiz y riegan más superficie. Cuestión de suerte.

Si vienen del Mediterráneo, lo que suele ocurrir a finales de verano y principios de otoño, por diferencia de temperatura entre las aguas del mar y la de la tierra, entonces las llamamos ‘gotas frías”. Son catastróficas. Inundaciones, ruinas…

Los romanos que eran muy prácticos se dieron cuenta del asunto y determinaron que en las ciudades no podía faltar el agua. Construyeron acueductos. Hoy los valoramos como lugares turísticos. Se conservan, en parte, en Segovia, Tarragona, Mérida, Teruel, Almuñécar…

Los árabes las canalizaron y las llevaron mediante acequias, presas, atarjeas y norias a fertilizar los campos porque sin agua no hay cultivo y sin productos agrícolas viene una cosa que se llama hambre.

Luego, la cosa progresó y se procuró que mediante embalses y pantanos (ahora muy denostados por lumbreras de estómagos agradecidos porque, ¡ilusos! creen que la teta les viene de otro sitio) remansaron el agua para consumo humano, para cultivos y para producir electricidad.

Joaquín Costa, un político del XIX dejó dicho que la solución de España venía por tres vías: agua, caminos y escuelas. Dos han progresado bastante, la del agua… pues eso. Es el momento. Los elegidos para solucionar los problemas tienen que hacer ver al pesebrero que come de su mamo y al cateto de gorra calada y garrota que el agua no es de quien ve pasar el río por su puerta y que un plan hidrológico – o sea un uso racional y justo del agua que es escasa – es necesario, urgente y un beneficio para todos, incluido ellos.

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