31 de enero, miércoles. Se ha
liado. Normal. Media Sevilla dice, que no; de la otra media, un cuarto acepta
la ruptura de moldes y le parece bien; el cuarto que queda mira al río.
Precisamente, en Sevilla, donde -¡cómo
será la cosa! - todavía la copla se pregunta si la Parrala era de la
Palma o si era de Moguer… Y, ahora, aparece
el cartel.
Hay quien dice que la Semana
Santa es la menos santa de todas las semanas del año. No sé. Es cuestión del
color del cristal con que se mire. Tampoco me paro mucho ante el análisis. Miro
y veo. Lo dijo el maestro Alcántara: “entre el mirar y el ver se queda el
viento…”
Eduardo Aute, retrató España y
lo lanzó a modo de canción. Repasaba cada una de las regiones (ahora habría que
llamar ‘pueblos’) y daba pinceladas de cada uno de ellos. De nosotros,
de los que vivimos al sur del Sur, nos venía a decir: “imagínate una tierra
donde África es hermana / donde la gente bebe en la Semana Santa…” Hablaba
también de Venus con sonrisa de gitana que no deja de ser bonita, pero no
exclusiva.
Pienso en la Sevilla barroca de
Ocampo, Pedro de Mena, la Roldana, Ruiz Gijón, Martínez Montañez, Juan de Mesa...
Pienso en cristos sanguinolentos, retorcidos de pasión y dolor y coronados de
espinas. Pienso en el Concilio de Trento y en los que vino después y aún
arrastramos…
Reparo en Vírgenes con ¡rosarios¡
en las manos, puñales de plata en el pecho y rostrillos bordados. Eso no está
sacado de aquella tarde de Viernes Santo por la calle de la Amargura o del pie
de la Cruz con aquello de “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Con Pepe Rosas tuve el enorme
privilegio de conocer las procesiones de Sevilla (la Semana Santa es otra cosa)
y con su sabiduría, y de su mano me llevó a las penumbras de los templos, a las
esquinas, a los recovecos de las calles. Supe del silencio del Gran Poder o del
restregar de los pies de los costaleros con Jesús de Pasión entrando en el
Salvador; el Perejil, cantaba una saeta. Fuimos año a año, un día, cada
noche…
Recuerdo el comienzo del pregón
de Barbeito donde decía que “parece que es la hora y no es la hora / parece
que está todo y falta algo…”. Y, me pregunto, y ¿si es la hora porque “parece
que amanece y… es la aurora”? Tengo algo seguro: “Dios es Amor”.
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