27 diciembre, miércoles. Desde
sus inicios los Verdiales no lo han tenido fácil. Su reconocimiento social –
las luces de calle Larios ‘han bailado’ por Verdiales en 2023 – ha tenido un
durísimo camino. Desde su propia subsistencia hasta su aceptación han
transitado por un camino de sombras y luces.
Los Verdiales son cante, baile
y una manifestación de todas las expresiones que pueden brotar dentro del ser
humano. Sus raíces muy antiguas. Abunda la creencia que un mosaico aparecido en
Pompeya puede ser un fiel reflejo del cante y baile por Verdiales. La mayoría
de los autores dicen, que “las
muanzas” son una herencia árabe.
Las letras pueden ser:
Zumbonas: “Rafael formando
fiesta / Pepe en el cuarto metío, / la pájara dando vueltas, / hasta meterse en
nío, / y yo con el ojo alerta”.
Llenas de poesía: “Cuando
florece el almendro / en los campos de Almogía / parecen palomas blancas /
cuando van de romería”.
De amores, que a ojos vistos,
estaban al alcance de todos: “Los enamorados piensan /piensa y no piensan
bien/ que nadie los está viendo / y to er mundo los ve”.
De despecho: “Me mandaste a
decir / que por Dios que te olviara / cuando el parte me llegó / ya de ti ni me
acordaba”.
Otras trasmiten dolor y pena;
congoja y desconsuelo; abatimiento y pesadumbre: “Cada vez que paso y miro /
el sitio donde te hablé / me dan ganas de sentarme / y estarme un ratito en
él”.
Fanfarronas, faroleras:
“Tengo una novia en el Valle / y otra tengo en el Lugá” / y otra tengo en los
Lagares / y otra que me voy a buscar / pa tené dos o tres pares”.
Cuando no, echan mano al
entorno donde se vive: “La adelfa en el mismo río / todo es frescura y color
/ ¡Qué lástima que a la adelfa / Dios no le haya dado color”.
O sale a relucir la pasión
enamorada a través del piropo: “¿Para qué te pones flores / si tu no las
necesitas ¿/ ya que entre todas las flores eres tú la más bonita”.
A veces, es una exposición de
la realidad social: “En el arroyo Rabanero / el dinero es el que pita / se
echa una novia un obrero / viene un rico y es la quita”.
O sublima el momento, como
cantó el verdial de Comares: “Viva Dios que nunca muere / y si muere,
resucita / viva la mujer que tiene delgada la cinturita”…
¿Hay más? Por supuesto, pero por hoy…
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