A mi amigo, Felipe Aranda
15 de diciembre, viernes. Está
estos días en la prensa el Castillo de las Torres. El nuestro, el que otea
vientos y horizontes, el que cierra la Hoya de Málaga y era el bastión de
defensa último si a Málaga se le atacaba por el interior, el que corona el
Barranco…
Te digo. El Barranco – algunos
lo hemos llamado, a veces, nuestro Albaicín blanco – merece un rato aparte.
Puedes entrar por la calle Postigo. El postigo era una portezuela abierta en el
adarve que rodea el castillo y luego, andando el tiempo abrió una calle,
estrecha y empinada, que se encarama al corazón del caserío.
También puedes subir por la
calle Ancha a Las Torres (para nosotros el castillo son Las Torres). No te diré
cuándo ni donde debes pararte. A ratos, según la marcha, se te cortará el
resuello; o será la vega amplia y feraz que se abre con un río manso y lento
camino del Mediterráneo muy próximo la que requerirá tu atención para que te
empapes.
Cuando llegues, párate en la
explanada antes de acceder al interior. Retira todo lo que de valor tuviste que
emplear - porque a veces, la impresión del precipicio te habrá sobrecogido el
ánimo - y entrégate a la contemplación de esos paisajes únicos que, en
ocasiones uno tiene la suerte de encontrar por los caminos.
En el muro, tres inscripciones.
A la izquierda, el romance anónimo del XV. Comienza: “Álora, la bien cercada…”
Narra la muerte, en el cerco de Álora, en 1434 de don Diego de Ribera,
Adelantado de Andalucía, en el reinado de Enrique IV de Castilla.
Junto al quicio de la puerta,
un mensaje: “No desoigas la voz / del que te advierte / que todo es ilusión
/ menos la muerte. Hodie mhii, cras tibi” (Hoy a mí; mañana, a ti). Te digo
que entras en un lugar que fue Camposanto.
A la derecha, un mosaico
recuerda a Alí ben Falcún “El Baeci”, último alcaide del castillo (Debes saber. Sobra ‘Falcun’, su nombre Alí ben “Al Baeci”;
no fue el último, sino de los últimos, prisionero en la batalla de Lopera y
vendido como esclavo. Otro día te cuento cosas de él. El último, Hamete el
Cordí).
En el interior del castillo la
capilla de un templo con techumbre gótico-tardío. La Encarnación que mandaron
construir cuando la toma; un arco, único en occidente, la torre de la vela,
restos de muralla y parte del dolor del desencuentro que traen las guerras. ¡Ya
sabes!
Hay una tercera posibilidad de
subida por la calle del Carril. El folclore de Álora la inmortalizó: “Alora
tiene tres calles / que no las tiene Madrid/ Calle Ancha, Calle Toro, / y la
Calle del Carril”. Te garantizo, te va merece la pena…
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