14 de diciembre, jueves. Fray
Juan de Yepes, nació en Fontiveros (Ávila) en 1542 y murió en Úbeda (Jaén), sin
haber cumplido los cincuenta años. Dejó una obra considerada como la del mejor
poeta místico de la Literatura Española.
Su vida fue dura. Descendiente
de judíos toledanos pobres, su infancia estuvo sembrada de tanta carestía que
pasó toda clase necesidades y está documentado que un hermano suyo murió de
hambre.
Vivió de niño en Medina del
Campo, en aquel tiempo una ciudad próspera y de gran relevancia en Castilla.
Juan, en su condición de pobre de solemnidad, pudo entrar como interno en el
Colegio de los Niños de la Doctrina. Le llevó realizar algunas
prestaciones en el convento. Ayudaba a misa en los oficios, acompañaba a los
entierros y tenía que pedir limosna por las calles. Allí le dieron ropa,
alimentos y aprendió a leer y escribir.
Quisieron que aprendiese los
oficios de carpintero, entallador e impresor. No tenía habilidad para ninguno.
En un convento cercano en la ciudad, sí agradó a la monjas en su manera de
desenvolverse en al sacristía lo que le valió que le recomendase para entrar a
servir en el hospital donde atendían a los enfermos de sífilis.
Con 17 años ingresó en el
colegio de los Jesuitas. Aprendió latín, historia y literatura. Le ofrecieron
la capellanía del hospital, pero no la aceptó y prefirió entrar en el convento
de Santa Ana, del Carmelo. Pasó a Salamanca, al colegio de San Andrés donde
estudió Filosofía y Letras. Se dice, aunque no hay constancia, que pudo ser
alumno de Fray Luis de León.
Dentro del Carmelo y por su
amistad con Teresa de Jesús, le empujó a colaborar con ella en la reforma de la
Orden. Sufrió por eso dos veces cárcel. Estuvo perseguido y recorrió con la Santa de
Ávila los caminos de España en su afán reformador.
Cervantes, en el Quijote informa
del tránsito, por la noche, de un entierro de un fraile que había muerto en
Úbeda y que lo llevan a Segovia. Era él casi con toda seguridad.
Su obra poética es colosal. No
ha dado la Literatura hispana un poeta de tanta grandeza como la que él aportó.
Sus versos son de una belleza inconmensurable: “Mil gracias derramando /
pasó por estos sotos con presura, / y, yéndolos mirando, / con sola su figura /
vestidos los dejó de su hermosura”.
La iglesia lo venera como San
Juan de Cruz. Hoy, 14 de diciembre, conmemora el 432 aniversario de su muerte.
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