13 de diciembre, miércoles. Llega
diciembre casi a la mediación. Dice el calendario que el solsticio de invierno,
o sea ese día donde la luz comienza a alargarse porque las noches pierden la fuerza
que guardan en su oscuridad está ahí, a la vuelta de la esquina.
Los pueblos agrícolas, y Alora
lo es, tenían su propio calendario. Lo ponían en vigor acorde con su estación
del año. Ahora toca poner fin al otoño. Ese tiempo en que los álamos se visten
oro viejo y los árboles de hoja caduca nos muestras sus ramas desnudas como
esperpentos.
Por otoño comenzaban las
sementeras: “Me se perdió la besa / y a onde la viene a encontrar a la
verita de tu ventana”. (Esta letra la recogen numerosos cantaores y
estudiosos del Cante Grande). En el fondo es una proclamación, también, a la
relación hombre-mujer, que damos en llamar “amor”.
El otoño era fundamental porque
de ahí venía el pan del año. “De lo que se siembra, se recoge” . El santoral
tenía su propio calendario para las faenas: “por san Andrés ni a tu padre se
las des, ni quince días antes ni quince días después”. Los otoños
abundantes en agua auguraban tiempos buenos; los secos, como el que nos ocupa,
ruina y más ruina.
Se recogían las aceitunas.
Álora tiene el monocultivo el de la manzanilla aloreña, aceituna de mesa
con gran calidad para el aderezo. Supera a la aceituna de molienda como pueden
ser las variedades cornicabra, picual, hojiblanca… Tiene puntos de
madurez en septiembre y para los días anteriores a la Navidad ya debe estar en
la almazara.
Un refrán hablaba de que, por
San Andrés, antes o después, solían aparecer días ventosos, fríos, y que hacían
tiritar (en estos días ha ocurrido todo lo contrario, hace unos días Álora tuvo
28’8º como la temperatura más alta de España) y el refranero acuñaba aquello de
“los vareores de San Andrés, si no vienen antes, vienen después”
Noviembre era el mes delas nueces,
castañas y hogueras en las chimeneas. Fuera ululaba el viento en los humeros o
silbada en los aleros del tejado, en las torres, en las espadañas. Hoy Santa
Lucía nos anuncia que la Pascua de Navidad ya está a solo doce días. Ha
amanecido un día entoldado y gris. A lo mejor llueve por otros sitios, aquí -
hasta ahora - solo cuatro gotas, mal contadas, y muchas esperanzas frustradas.
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