18 de diciembre, lunes. El
barrio de la Victoria está más olvidado de los hombres que de Dios. Casi podría
decirse que se ha descolgado de una Málaga disparada por otros lugares, menos
por él. En él vivió la mediana burguesía
del siglo XX. Según las malas lenguas se alimentaba de almejas; de ahí “el
chupa y tira”.
Su eje vertebrador, la calle de
la Victoria, por los Montes hacia Granada. Arranca en la Plaza de Merced, pasa
por delante de lo que se conoció como Jardín de los Monos (San Lázaro, lazareto
del siglo XV al otro lado) y por el Compás va a dar a los pies del Santuario.
La calle de la Victoria es una
calle larga y estrecha. Mal acerada; saturada de tráfico. Mucho tendrán que
afinar los urbanistas para darle un aspecto más habitable. La calle de la
Victoria (frente a San Lázaro arranca la de la Amargura que sube al Monte
Calvario; junto a la iglesia, el Camino Nuevo) . La calle de la Victoria era el
tránsito de los seminaristas hacia los oficios en la Catedral.
El Jardín de los monos debe su
nombre a unos monos encerrados tras los barrotes de hierro en una jaula en uno
de los laterales de la plaza. A mí me llevaba mi madre allí. Yo nunca vi a
ningún mono. Me gustaba más cuando me llevaba a ver las palomas del parque y
los barcos en el puerto…
A la plaza del Santuario han
intentado darle varias soluciones. No lo han conseguido. Una escalinata le
quita visibilidad. Allí se venera la patrona de Málaga, pues ni eso… No han
atinado.
En este altozano se asentó el
campamento cristiano de los Reyes Católicos cuando lo de la toma, en 1487. Posteriormente
se construyó un convento de fraile mínimos (luego, hospital militar). En la
cripta los condes de Buenavista nos dejaron algo lúgubre. Marca el tránsito
desde la “expiación a la purificación, desde la muerte a la resurrección”, en
la plenitud del paraíso. De muchacho bajé una vez a la cripta; no he vuelto.
La Virgen de la Victoria es
imagen sedente del gótico tardío; la Dolorosa de Pedro de Mena y Medrano. La
yesería del camarín, excelsa. En la calle del Agua, una capilla, templete del
XVIII. Estuvieron ligados a los Trinitarios (de ahí el nombre). “Y detrás del Rescate, con apóstoles, sayones
y soldados, María Santísima de Gracia, que era mi vecina de enfrente cuando yo
era niño” que decía el maestro Alcántara…
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