3 de diciembre, domingo. No se
entiende, en Álora, el verano sin calor, ni mayo sin claveles, ni abril sin
azahar; ni un Viernes Santo sin Despedía, ni septiembre sin Virgen
de Flores; ni diciembre sin “Los Cristinos” cantando a la
Navidad.
No hay ningún capitán Von
Trapp, ni María Rainer, ni Liesel, ni Brigitta; no. Son otras sonrisas y hay, eso
sí, alguna lagrimilla escapada por dentro.
Aquí los protagonistas se llaman Juan Eugenio, Mariché, Mari Carmen,
Domingo y Paco, los hijos de Juan García y Gabriela López. Se les agregan
hijos, yernos, nueras y nietos, hasta… “y tantos”. ¿Quieren más? Los hay. Cinco bisnietos de Juan y Gabriela
con mando en plaza, se unieron al grupo; acompañaron a los mayores (por cierto,
lo bordaron). ¡Hay - gracias a Dios - “Cristinos para rato.”
La familia, una piña.
Corroboran algo que un científico alemán que se llamaba Mendel descubrió hace
muchos años, la transmisión de los genes. A ellos, además de la generosidad de
una gala benéfica para Dolores Coronada, el cariño y el recuerdo a sus padres
que les legaron un lenguaje excelso: el de la música.
Villancicos propios de Álora,
villancicos tradicionales y villancicos de creación propia llegaron. ¡Qué
recorrido, Dios mío! Abarrotaron el escenario de la Sala de Exposiciones en la
Cancula. La acústica, deficiente (el local no es lo más apropiado para un
concierto) no permitió exprimir tanto deleite como la familia, acompañada por
guitarras, zambombas y cajas, hacía llegar desde el escenario a todos los
asistentes.
Paz, armonía y cariño. "Los
Cristinos" en estado puro. Vienen a la mente las muertes de Palestina. Ninguna
guerra tiene justificación ni sentido. La de Israel y Gaza, menos. Una tierra
por donde dicen que “aunque estaba la noche serena / por todos los campos la
nieve caía…” y que caminaban los pobres pastores y que llegaron a Belén y
vieron a Jesús reposar…¡Vamos, hombre!
Se acercan, dicen, tiempos de
recuerdos. Ellos lo tuvieron. Dedicando un villancico para un hombre grande,
muy grande dentro del folclore propio que se nos fue, Tomás Salas. Su hija, Ana
se unió al coro. A mucha gente, se le hizo un nudo en la garganta.
Navidad es tiempo de Paz,
añoranzas y emotividad. "Los Cristinos" se han adelantado unos días. Solo unos
días porque se las andan los pastores, al amor de la lumbre, escuchando eso que
cantaban los ángeles. “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra a los hombres
de buena voluntad”. (A los otros, también, porque son los que más la necesitan
¿o no?).
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