5 de diciembre, martes. El día estaba
entoldado.
Las nubes venían de poniente. Desde lo alto de la Cuesta de
Tassara - el ventorrillo está un poco más arriba de la décima o la decimo
primera curva de la carretera de los Montes - , se veía el mar picado de la
Bahía de Málaga y un cielo lleno de esperanza.
El ventorrillo estaba muy animado. Había más gente que de
costumbre. Era un día laboral… A veces hay cosas que necesitan una explicación.
No sé…
No había tránsito de coches. Desde que se abrió la autovía de
Las Pedrizas, la carretera de los Montes ha pasado a ser una carretera
pintoresca: ventas, gente que hace deporte, parejas que buscan un rato de
soledad o aventureros amantes del paisaje y de la belleza cada vez más
pletórica a medida que se sube.
Me dio pena encontrarme con el recuerdo. Él estaba allí. He
subido ¡tantas veces! Sé que él estaba allí. Un día antes de llegar a finca del Boticario, en
uno de aquellos paseos… Lorenzo nos preguntó:
- ¿Qué metáfora le pondríais al mar?
No sé qué pudimos responder. Y ni siquiera si respondimos.
Entonces él con esa calma de la que solo hacen gala los buenos
porteros que lo paran todo, fue y dijo: “Góngora lo llamó cerúlea tumba”.
Desde la lejanía, como hoy, se veía el mar y la Sierra de Mijas y la de
Alpujata y las estribaciones de la Serranía de Ronda.
Hemos subido al Ventorrillo de Santa Clara para una comida.
¿El menú? Solo hay que echarle imaginación. Comida de los Montes. Comidas
fáciles de hacer bien pero muy difíciles de hacerlas tan bien como la hacen
ellos.
Era una reunión de amigos. Nos congregamos, desde hace unos
años, los primeros martes de cada mes. Hay que hacer penitencia. (No usamos,
por ahora, silicios) A veces, el cuerpo se pone vicioso.
Tere manda en la cocina. Al cordero al horno y al codillo (no lo
ha dicho, pero no me cabe duda) le ha echado un chorreón de vino de los Montes.
Seguro. No se puede comer algo más exquisito.
He regresado tarde. Me pongo a entrelazar palabras. Ahora, cuando escribo estas líneas hay un
repiqueteo de gotas sobre los pámpanos de la parra…. ¿Será que ya es hora de un
remedio?
Eso también es soñar.
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