Vejer,
- Vejer de la Frontera - es pueblo encantado. Y con mucho viento que sopla y
deja las calles desiertas. Es, también guardadora de costumbres que sobreviven
al paso del tiempo, y si no cómo te explicas lo de ‘las cobijadas’. Es
pueblo de cal, de mucha cal, que se apropia de la sal de las brisas que suben
desde el cercano Atlántico.
A
Vejer llegan los aires que vienen del Estrecho y los otros, los que dicen que
vienen de más allá, desde el Caribe y los llaman borrascas.
-
¿Sabe usted, me dijo en una ocasión en la barra del bar un hombre con surcos en
la cara, aquí llegan los aires que viene de América y cuando vienen cargados de
agua, entonces se abre el cielo y llueve y llueve y…?
No
lo dejé seguir, y le interrumpí y le dije:
-
Como el diluvio universal.
Y,
entonces, brotó la chispa que solo tiene la gente de Cádiz:
-
Sí, pero sin arca y sin Noé dentro.
No
tuve más remedio que esbozar una sonrisa. Eso solo se le puede ocurrir a uno de
Cádiz y cuando nadie lo espera.
Tampoco
esperaba el comentario de un señor con mandil rojo ante en improvisado
mostrador de un puesto callejero:
-
Hoy no hay colesterol, mañana será lo que Dios quiera…
En
Vejer de la Frontera este pasado domingo tuvieron la idea de proclamar el Día
Internacional del Lomo en manteca. ¿Cómo te quedas? Nada más ni nada menos que ‘internacional’.
Los límites del pueblo se quedan pequeños. Claro que después de haber escuchado
una y dos y muchas veces aquello de que “con la bombas que tiran los
fanfarrones / se hace las gaditanas tirabuzones…”
Al
lomo le han acompañado otros manjares. Tienen nombres conocidos para que nadie
se pierda: morcillas, chorizos, chicharrones, salchichón, jamón…. No hay que ir
al diccionario. Quizá, dentro de unos días, adonde hay que acudir es al médico
de cabecera para pedir una analítica completa. De los resultados mejor no
hablar; de ‘gota’ y esas cosas, tampoco.
Vejer
tiene arte. Vejer tiene belleza escondida, recóndita y a la que hay que
descubrir al revolver de cada esquina. Vejer tiene el embrujo de los pueblos
viejos, tanto, tanto que se acurruca en la noche de los tiempos. A tiro de
piedra el Estrecho; en frente, África y dentro esa chispa que es capaz de
celebrar ¡nada menos! que Día Internacional del Lomo en Manteca. ¡Casi ná!
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