30 de octubre, lunes. Escribió
Rosalía de Castro un poema bellísimo. Lo tituló “Negra sombra”. Rosalía
hace un repaso desde los cabezales de su cama, a la inspiración que a veces
llega; otras, ni por asomo. En el fondo era su soledad, su vida, sus problemas,
su caminar vacilante de lucha cierta. Era ella misma.
No voy a transcribir el poema.
Me quedo solo con dos versos: “y eres el murmullo del río / y eres la noche y
eres la aurora”. Me quedo con la voz, esa voz de meiga que solo tiene Luz Casal
y me quedo con la música de Carlos Núñez
No me resisto, tampoco, a no
escudriñar en sueños ese bosque negro, profundo que se abre en la noche y en el
anhelo de lo imposible, de quien sabe que está ahí, que espera y en el que no
puede entrar.
Kent Follet en Los pilares
de la tierra, contaba de bosques enormes, enigmáticos, desconocidos. Eran bosques
por los que solo transitan los fantasmas, los privilegiados o aquellos a los
que la fortuna le concedió la dicha de adentrarse en ellos y gozar plenamente
de algo que está reservado solo para unos pocos.
El grupo Folk Manantial cantó: “a
mí me gusta lo blanco / muera lo negro / que lo negro es cosa triste /yo soy
alegre y no lo quiero”. Dicen que el negro es el color de la elegancia. No
tengo nada en contra, pero pienso también que el negro es el color del luto, de
las bocas de los túneles y así dicen que eran las puertas del infierno con que
nos asustaban de niños…
Hay también un sentido irónico,
a veces, del color negro. “Tiene un futuro más negro, dijo alguien, que el
porvenir de la ONU. Visto como está el patio
y el caso que le hacen los grandes, los pequeños y los medio
pensionistas, la cosa no estaba muy descabellada. (De la ‘fiesta’ ¿? que nos
están imponiendo, ni mijita).
Me gusta lo blanco. Lo negro,
salvo en los bosques enigmáticos que incitan al placer de las aventuras – no
hay dos iguales – para los que gustan del gozo de esas cosas, hay que dejarlo
en su sitio y decir como Rosalía que es murmullo de río / que es noche…
Por cierto ¿hay algo más bello
que la oscuridad de la noche negra salpicada de estrellas titilantes y uno
aparta las ramas del bosque para disfrutarlas? Sí, los versos de Fray Juan de
Yepes: “Mil gracias derramando pasó por estos sotos…”
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