martes, 18 de octubre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El bueno, el feo y...



18 de octubre, martes. Ennio Morricone le puso música. La película se rodó, bajo el sol del verano en las cercanías del Cabo de Gata, y en un lugar – no recuerdo ahora su nombre – de la provincia de Burgos. La dirección de Sergio Leone. En los papeles estelares, entre otros, Clint Eastwood, Eli Wallach… pero, aunque la película tenía muchos tiros, no van por ahí los tiros.

Van por otro lado. También hubo allí muchos tiros. Tantos como que era una revolución. Me refiero al Doctor Zhivago, obra de Boris Pasternak que se llevó al cine, que fue un éxito en todos los campos (música, fotografía, interpretación) y que se rodó en muchos lugares de España. (Gutiérrez Aragón dijo que España era de cine, y es verdad).

En esa novela transcurren, como los raíles del tren, dos mensajes paralelos. La Revolución rusa en el final de los zares, la guerra civil entre blancos y rojos y el triunfo de la revolución; por otro, el protagonista, Zhivago un joven médico que se ve envuelto en problemas coyunturales – trepas incluidos- y movilizado forzoso.

Pasternak lanza un mensaje. Zhivago es un poeta, un gran poeta que alcanza su plenitud cuando conoce a Lara, una joven enfermera con quien coincide en el frente, con en quien encuentra el amor y sin la que no habría conseguido la plenitud de su producción literaria…

A lo que iba. Boris Pasternak tuvo que renunciar al premio Nobel de Literatura. En su país – ahora tampoco – había libertad. Cuando alguien denuncia las injusticias que cometen otros hombres no son bien vistos y ya se sabe lo que ocurre.

La novela se conoció en Occidente como se conocen las obras que nacen en medio de la opresión, o sea de manera clandestina y llevada a todos los círculos literarios, primero de París, luego de otros lugares.

El pueblo ruso, el admirable pueblo ruso – esclavo de los zares, primeros; del comunismo durante muchos años después – ahora se ve tiranizado por el terror de una movilización hacia una guerra que ellos tampoco quieren. (Drones en la noche y tumbas masivas…) Las noticias que llegan de allí, dan miedo, diría más, producen pánico.

Se ve que el que manda ahora puede ser el feo o el malo, sin que Sergio Leone siquiera vislumbrara esto que ocurre mientras esperan la llegada del ‘general invierno’ para que el resto de Europa tirite, además de miedo, de frío intenso…

 

 

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