sábado, 1 de octubre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. España desconocida: El Pirineo de Huesca



               Primeras nieves en Benasque (Huesca)


1 de octubre, sábado. Dicen que ya han caído las primeras nevadas. Dicen que el urogallo busca refugio en la frondosidad del monte caducifolio que se va tornando de oro viejo. Dicen que el hielo toma cuerpo por las madrugadas y los amaneceres son muy frío, dicen….

Sí todo eso y más. Rodeado por la cumbres más altas del Pirineo  - Maladeta, Posets  y Aneto – Benasque conserva los valores de los pueblos del Alto Aragón: paisajes increíbles; parajes solitarios, bucólicos y llenos de paz; montañas, sierras y valles; ríos, lagos, y embalses; bosques y llanuras.

El agua antes de congelarse se precipita en aguas bravas que saltan de peña en peña y forman pequeñas cascadas que alimentan el Esera. A sus pies se asienta el pueblo como una miniatura preciosa y precisa que en algún momento teme romperse.

Casas oscuras de piedra secas y tejados pizarrosos; muros horadados por pequeñas ventanas simétricas y puertas con arcos de medio punto. El hombre ha sabido luchar contra la dureza del clima pirenaico y se ha adaptado a su hábitat para ofrecer lo mejor que posee: nieve y ocio. Cura anti-estrés en los rigores del invierno o en los meses de temperaturas placenteras del estío.

Abedules; pinares y abetos; hayedos y quejigos revisten las laderas – verdes o blancas, según la estación – hasta bajar al sotobosque de rododendros, arándanos, helechos y enebros.

El Esera se abre en un valle ancho para aguas abajo unirse al Cinca. Va claro, cristalino, frío; en sus orillas crecen ‘olmos temblones’ de hojas titileantes que parecen campanillas para una carroza de día del Corpus. En ocasiones cede la vegetación y las orillas se cubren de cantos rodados, arrastrados con las aguas del deshielo primaveral mientras que la carretera estrecha y rodeada de prados lo cruza, una y otra vez, en un caracoleo que no tiene término, para ir a morir, arriba, en una altura cercana a los tres mil metros junto al pantano de paso nuevo.

Los días primeros del otoño son luminosos; las noches frías y a veces la presencias de gran San Bernardo pacífico y casi lleno de beatitud sorprende al viajero  - pequeño gran susto momentáneo – con un ladrido propio de un bajo sinfónico.

Benasque, además, es un bastión de historia. Aquí tuvo su sede el condado de Ribagorza y aquí supieron de luchas medievales  contras sus vecinos los francos, del Sobrarbe, del Pallars o contra los musulmanes que llegaron has Huesca y que han pervivido en reminiscencias en casas solariegas y palacetes blasonados de escudos añejos en los pueblos del valle.

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