martes, 11 de octubre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rogativa

 

 

                                      

Rogativa a San Francisco de Paula. Alhaurín de la Torre (Málaga)


11 de octubre, martes. La gente, la del campo y la otra, la que vive en las ciudades, está preocupada. No llueve en todos sitios como tendría que hacerlo. Algunas zonas sufren eso que se llaman gotas frías; Otras, tienen abiertas las puertas y las ventanas del infierno.

Los vientos que en la Península Ibérica deben entrar estas épocas del año por el Golfo de Cádiz han cambiado de ruta. Las borrascas atlánticas cargadas de agua se han ido por otros sitios y aquí, si se asoman, lo hacen solo de puntillas. En el Levante español está lloviendo más. Antes a esa manera la llamaban ‘gotas frías’ y ahora ‘Danas’… El mismo perro con otro collar.

En algunos pueblos la gente, en su desesperación, se acoge a las rogativas. Hace unos días, en Alhaurín de la Torre sacaron a la calle a San Francisco de Paula. Desconocía yo ese ‘poder’ en san Francisco. Además, según dice el periódico, lo procesionaron con un bacalao a sus pies. Vamos, por si el santo desconoce que el comer bacalao pide mucha agua. No sé si llegó a probarlo… ¡Hay cosas…!

En otros sitios – en mi pueblo sin más – cuando yo era niño sacaban a san José. Solían ser esas rogativas en primavera, porque si venía seca entonces los trigos ‘se iban’ y no granaban y todo eso que viene después cuando se pierde una cosecha. El mensaje era simple y directo: “San José Bendito, agua… que los trigos se secan”.

En otros lugares, la intermediadora es la Virgen de la Cueva y se le canta aquello del coro infantil de “Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva… (La noche pasada, en algunos puntos de España ha sido horrible).

En Campillos, el santo encartado del socorro era San Benito. Un año la cosa pintaba mal. Cielos rasos, ni una nube y la gente que acude a la iglesia. Le trasladan al cura la necesidad de sacar al santo. El cura que ve que los pronósticos miran para otro lado se resiste a ceder. La gente insiste. Nada. Vuelven a los varios días. La situación, cada vez, más tensa. En un momento determinado el hombre se aviene a razones.

-         Bueno, bueno, vamos a sacar a San Benito, le vamos a dar una vuelta por los sembrados, pero que sepáis “que el tiempo no está de agua”.

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