En solidaridad con todas las mujeres que luchan contra el cáncer de mama.
19 de octubre,
miércoles. El dolor tiene muchas caras. Se presenta cuando no se
espera. Tiene camino propio. Un día llega a la puerta y, en ocasiones, viene
con un ropaje para pasar una temporada larga. Es una visita indeseada y uno no
puede sacudírsela.
Esta mañana, cuando abrí el
ordenador, me encontré un mensaje de una amiga entrañable. Anunciaba que hoy se
pide un momento de recuerdo y apoyo para las mujeres que sufren la tremenda
enfermedad. Unas aún luchan denodadamente; otras, la vencieron. Hubo quien no
pudo llegar a meta…
La mujer es el ser más sublime
de la Creación. No crean que lo digo por seguir una frase hecha. Dice la Biblia
– o sea el Gran Libro que nos hace ver las cosas de otra manera – que Dios fue
quien se sacó de su manga todo este tinglado. A veces cuesta entenderlo. Lo llaman Mundo y de no ser regido por alguien
como Él, esta orquesta no funcionaría.
A lo que iba. Dios, cuando se
las andaba por aquello que llamaron Paraíso vio que Adán… Y fue y se dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”. Y
lo durmió y de su costilla sacó a Eva… y le dio una compañera.
Pero la cosa no quedó ahí.
Cuenta que un día se percató cómo andaba el patio con la herencia de aquel día
de degustación de la manzana y se dijo que mandaría a su hijo para apañar un
arreglo y decidió buscarle una madre. Él tenía la capacidad de decidir que ser
gozaría de ese privilegio y, entonces, porque así lo quiso, optó por la mujer.
No fue exactamente como lo he contado, pero a ¿qué queda bonito?
La mujer desde los comienzos ha
sido el soporte. Despectivamente, alguien la llamó “débil”. Indudablemente no
conocía ni su fortaleza, ni su capacidad ni su resistencia, o sea no la conocía.
Ha habido – y hay, canallas – que abusan de ella. Ese es otro mal cantar.
Quieren ponerle arreglo. Cuesta conseguirlo.
Hoy 19 de octubre, celebran un
día para recordar y ayudar, si se puede, contra el cáncer de mama. No tengo
otras armas a mi alcance. Solo me cabe decir, bendita mujer, que sin ti esto no
marcharía, bendita mujer que nos ayudas cuando nos ofreces tu hombro, bendita
mujer que fuiste elegida para ser Madre de Dios y madre nuestra.
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