Partieron temprano, casi con la
salida del sol, de su palacio de Écija. Cruzaron la campiña camino de Oxona.
Tierras fértiles de campiña. Llanura extensa… Caminaban a medio a paso,
decidido. Después entraron en terreno quebrado y dieron en caer, al atardecer, no
lejos del río Corbones…
a nobleza andaluza andaba con
escaramuzas en la frontera del reino nazarí. Querían más poder, más
riquezas y más favores del débil Juan
II.
Diego Gómez de Ribera, hijo de Per Afán de Ribera, el Viejo y Aldonza
de Ayala, su segunda mujer, casado con Beatriz Portocarrero, muerta cuatro años
después que él, Señor jurisdiccional, entre otras, del Cornil, Espera, Bornos,
Cañete la Real, Olvera, Torre Aláquime…
Teniente de los castillos de
Turón, Ardales, Torre de Rute, Iznájar, Castellar, Ayamonte, Zahara…Capitán
General del Reino de Jaén y del Arzobispado de Sevilla, Notario, Adelantado
Mayor de Andalucía, “brioso amante del arte de la guerra” y el corazón
animado a facer daño en los moros en el invierno como en el verano.
No era la primera vez que caía por
estas tierras. Había venido en tres ocasiones anteriores. En 1432 taló los
valles de Cártama, Santa María, Xurriana y derrocó los molinos de Málaga; la
segunda y la tercera sobre el cerro de los Pendones, entre Cártama y
Alhaurín, en la primavera de 1433, y la cuarta, ante el castillo de al-Lura,
en la primavera de 1434…
Volvieron a reemprender la
marcha. Cruzaron el Turón, cerca de sus castillos de Turón y Ardales. Subieron
un puerto y bajaron cabe el cauce de un
arroyo que, por ser primavera, llevaba aguas claras y abundantes. Pasaron la
noche en la cercanías del Sabinal. A la mañana siguiente, por el Puni llegaron a las cercanía del
castillo y asentaron el “Real sobre
Alora, una villa buena, de quien recibía mucho mal é daño el término de
Antequera é de Ximena, é los cristianos que entraban á correr tierra de
Málaga”.
Después de veinticinco días de
asedio, desde las almenas: “En alta voces diciendo / que del real le han
oído: ¡Tregua, tregua, Adelantado, / por tuyo se da el castillo….” Se
levantó la visera, una flecha certera, le entra por la boca, le sale por el
colodrillo. Lo sacan Pablo y Jacobillo “estos dos que había criado / en su
casa desde chicos”. Nada pudieron hacer por su vida. Alóra, entraba en la
Historia de Épica castellana.
ROSAS
FERNÁNDEZ, Alejandro. Archivo Particular. 2020
Historia
de Andalucía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario