martes, 30 de marzo de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Piedad

 

 

                                      


 

La Piedad o El Silencio, porque “todos podemos hablar distintas lenguas, pero todos hablamos el mismo silencio” que escribió el Maestro Alcántara, una tarde de una primavera de hace muchos años…

Ahora, otra primavera, los Hermanos de la Piedad han tenido a bien sacar una representación de su titular a la puerta del templo. Lo han hecho en un mosaico excelente, del artista de Chiclana, Israel García Jiménez.

La Piedad, María con Jesús muerto entre sus brazos, pregunta sin respuesta a los transeúntes, con la voz prestada del profeta Jeremías en sus Lamentaciones: “Oh vosotros que pasáis por el camino, mirad si hay dolor semejante a mi dolor”. Roto el corazón, la Madre expresa en su cara de infinito dolor, el dramatismo del momento.

La pieza de cerámica, sigue las técnicas tradicionales. Encuadra la escena en un arco de medio punto. Se impone un neobarroco donde el protagonismo – no puede ser de otra manera – muestra con realismo, las imágenes titulares de la Cofradía. La composición se complementa con imágenes de Álora, idealizada, pero no exenta de la plasticidad que ofrece la ciudad, pincelada blanca.

La Cofradía de la Piedad, se implantó en Álora a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Desde un principio, marcó unos cánones que la hacían diferente a las otras cofradías que ya existían en la localidad.

Miguel Estrada, destinado en la Delegación del Ministerio de Hacienda en Ciudad Real, quedó impresionado e impregnado por la seriedad con que procesionaba la advocación en aquella localidad de la entonces Castilla la Nueva.

La trajo a su pueblo. En aquel inicio, los hermanos hacían la salida procesional sin túnicas y sí con traje oscuro, zapato negro, corbata y guantes blancos. No iba acompañada por banda de música.  La cofradía hacia su salida en la noche del Viernes Santo desde la parroquia de la Encarnación. Años después, tras el traslado de la imagen de Jesús Orando en el Huerto, a la capilla del Calvario, ocuparon el altar vacío en la iglesia de la Vera-Cruz, donde fijaron su sede canónica.

Esta cofradía, ha pasado, como otras, por momentos de dificultad y ha experimentado un notable reflotamiento cambiando algunos de los cánones iniciales en cuanto a la vestimenta de sus hermanos, que lo hacen con túnica y acompañados de una capilla musical. Ahora vuelven a dar una nota de bien hacer, calidad y excelente gusto artístico.

 

 

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