domingo, 28 de marzo de 2021

Una hoja nueva del cuaderno de bitácora. Faraján

 

                                      


Faraján no está donde Cristo dio las tres voces, pero casi. Faraján está donde los vientos del Estrecho juegan en el recreo, entre Júzcar  y Cartajima, en la Serranía de Ronda, en el Valle del Genal. La vegetación, exuberante: quejigos, castaños, encinas y alcornoques. Con sus bellotas se cría, en montanera, el cerdo rubio dorado gaditano. Palabras mayores en la gastronomía. ¡Palabrita del Niño Jesús!

Su nombre viene el árabe y significa lugar deleitoso o alegre. No lo sé, pero los dos le cuadran. Después de la conquista, se abandonó, fue repoblado y en la Guerra de la Independencia tuvo un comportamiento valeroso.

A Faraján se llega por varios caminos: desde la Carretera de Algeciras por Alpandeire, el pueblo de fray Leopoldo que ya está en los altares por su vida de santidad, y Júzcar, ese pueblo que por tener cosas bonitas hasta tiene un restaurante con el nombre de ‘montichelli’ y que se empeñaron en pintar de azul por mor de un esnobismo que se imponía desde fuera.

Se puede ir, también por Cartajima, el pueblo más alto, al menos eso dice la Guía que yo llevaba de la provincia de Málaga. La carretera, casi llana, tiene muchas curvas y es tan estrecha que en ocasiones cuesta el cruce con otro vehículo que venga en sentido contrario.

Hay una tercera. Para mí la más sugerente. Viene por la otra ladera del monte, o sea, por la carretera que va desde Igualeja (Parauta, se queda en tierra de nadie, aunque algunos dicen que Omar Ibn Hafsun, el héroe de Bobastro nació en el castillo de Auta… En fin, ¿lo dejamos para otro día?) y Pujerra, que yo siempre dudo si escribirla con ‘g’ o con ‘j’.

Antes de llegar a Pujerra, a la derecha, la carretera baja como quien se despeña vertiginosamente hasta el río Genal. Agua limpia, cristalina, ejemplo de lucha de muchas personas por conservar una naturaleza única. Y tal como ha bajado, tras cruzar el río, comienza la ascensión al pueblo.

En la Guerra de Granada por Faraján pasaron tropas cristianas. Las mandaban don Antonio de Luna y el Duque de Arcos. Una lápida sobre el pilar lo recuerda: “En esta fuente abrevadero de “allá arriba” bebieron el 16 de septiembre de 1568 las tropas de D. Antonio de Luna y el Duque de Arcos durante la Guerra de Granada. (Restaurada en 1923 y 2020).

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