Desde hace unos años, la
población europea se ha hecho una gran consumidora del pistacho. Le han
descubierto un montón de propiedades y este fruto seco se abre paso entre los
consumidores que cada día le ofrecen su mesa.
El pistacho es oriundo de Oriente
Medio. Houy, Irán es el mayor productor, aunque no hay zonas en los cinco
continentes que por sus características de cultivo, no haya tenido una gran
aceptación. La última población que ha acogido su consumo, ha sido la de habla
inglesa si bien es un producto conocido en el mundo culinario desde el siglo VI
En todo el Impero romano se
conoció y se valoró su consumo y se consideró que Roma que lo propagó por todo
el Mediterráneo y luego fue la introductora de un producto que aportaba muchas
calorías y que, además, ofrecía una cierta facilidad de conservación y un
transporte con no muchas dificultades.
Crece en lugares secos, muy
secos, hasta el punto que casi se considera una plantación que puede
desarrollarse en sitios con bajísima pluviometría. Tiene otra cosa a su favor,
admite las bajas temperaturas que pueden descender hasta los -10º y en el otro
extremo del termómetro puede resistir hasta los 40º, lo que le permite un
abanico amplísimo. Soporta los suelos con una alta salinidad, pero huye de los húmedos.
Entre los beneficios que aporta
el consumo de pistacho al ser humano está el de la mejora de la vida sexual,
reduce el riesgo de sufrir enfermedades vasculares y es el mejor fruto seco
contra la diabetes. Ayuda a controlar el peso, reduce la tendencia a la
obesidad y regula el tránsito intestinal.
En las llanuras de la provincia
de Granada, entre Guadix y el límite con la provincia de Almería, cada día
tiene más aceptación. Esos lugares ofrecen entre setecientas y dos mil horas de
reposo invernal. Le ofrece también un número de horas de calor necesarias a
partir de la implantación de la primavera en los meses de abril y mayo.
Se está extendido su cultivo
también por Castilla-La Mancha, Albacete y Guadalajara y hay fincas
experimentales en la provincia de Huelva, en Bonares, en las cercanías del
Tinto pero donde, por la proximidad relativa de la marisma, se puede encontrar
con el obstáculo de una pluviometría superior a la que necesita el pistacho.
En nuestros campos lo ha habido desde siempre silvestre. Es el lentisco. Un arbusto muy abundante en nuestros montes
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