A mi amigo Jaime Rittwagen
Cuando esta noche, noche de
Miércoles Santo, el reloj diga que estamos en la mediación entre la aurora y el
ocaso, no se abrirán las puertas, las puertas del templo santo, donde dan
cobijo durante el año, a Jesús que está expirando y su madre Dolorosa de
compungido llanto…
Realmente no salen de San Pedro,
como lo hicieron antaño, ahora lo hacen de una casa Hermandad construida a su
lado, que poco a poco han ido embelleciendo, por fuera sus hermanos, un detalle
en la ventana, que si la puerta tiene clavos, que si ¿cómo rematamos el
tejado?, porque por dentro ¡Ay por dentro, lo tienen ya todo cerrado!
Un Cristo de Benlliure, que dicen
que era agnóstico, ¿y qué es eso cuando se saca a la calle una imagen de tanto
impacto? ¿Muerto? ¿Vivo aún? Dicen que le puso los ojos vidriados, para que en
la fe de cada uno, lo tenga en medio del tránsito, ese que dicen que va de la
vida a la muerte, cuando ya no cabe el retorno y Dios espera con los brazos
abiertos a ambos lados, para acoger a los que vienen, que si por el camino
cierto, que si por el camino descarriado.
No estará el Escudrón de la
Guardia Civil, Guardia Civil a caballo, que abre paso al cortejo, que hace que
algunos amigos, de los que vemos de año en año, nos saluden desde lo alto y
dando media vuelta a las riendas, que hacen girar al caballo y comienzan esos
sones, esos sones tan oportunos, tan distintos, tan especiales, que suenan de
otra manera en Málaga, cada noche de Miércoles Santo.
No irán tampoco hombres de vista
al frente, paso corto y un tricornio acharolado, pero es el de gala, que la
noche lo requiere y el pueblo, que no sabe de otras historias, se rompe en
aplausos y banda de música y mujeres, algunas hijas del cuerpo y otras que
buscaron este medio de servicio; y hace que resuene sin que medie palabra
alguna: la mayor divisa es el Honor, y es la Guardia Civil a la que todos, en los momentos de angustia,
buscamos.
Miércoles Santo, Expiración ¿en
la calle? Esta noche no, esta noche, porque las circunstancias mandan, Cristo,
el Cristo de los ojos vidriados, el que talló Benlliure, estará en su trono con
su madre al lado, esperando, esperando…
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