La Plaza – Plaza Baja de la Despedía – tiene forma rectangular, marcas asimétricas, una fuente que no siempre estuvo en el mismo sitio y tantas remodelaciones casi como años.
La parroquia de la
Encarnación ocupa uno de los laterales. Se
inician las obras a comienzos de 1600, finalizan 1699 y se consagró en 1700.
Reza en el frontispicio de la capilla mayor: “Reinando la Católica Mag. De D.
Carlos II se acabó esta capilla mor. Sacristía siendo obispo de Málaga el Il.
S. D. Bar. de Espejo de el Consejo de Su Mag. Año
Templo de grandes proporciones, atribuido a Pedro Díaz Palacios. Tiene tres naves. El exterior es de gran sobriedad. La portada, de sencillez extrema, tiene un arco de medio punto sobre pilastras toscanas. Se cubre con un balcón de hierro que aporta apariencia civil.
El campanario es de cinco cuerpos, planta cuadrada con desconexión entre el último y los restantes, que aportan un añadido de una época diferente. Sobre las ventanas del primero y el segundo – ciegas – tiene marcadas señas de enfrentamientos entre liberarles y conservadores en el XIX, que derribaron la placa de la Constitución a balazos. A sus pies, durante muchos años, una cruz también recordó el desencuentro de españoles, en este caso en la Guerra incivil de 1936-39
El Hospital de San Sebastián fue de fundación Real, hoy desaparecido. Figura en el Libro del Repartimiento para atender a los que “estando enfermos, y postrados, curarles”. En el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752, dice que “está contiguo a la Iglesia Parroquial,”
Un documento fechado en 1822 recoge que “se ignora la fecha de fundación”. La escasez de rentas, las penurias continuadas y las pésimas gestiones, lo tuvo en estado deplorable hasta su desaparición en el siglo XIX.
Pasado el tiempo, el mismo edificio con adaptaciones, acogió una escuela de niños (las niñas estaban en otro edificio, en la calle de la Parra) hasta finales de los años cincuenta del siglo XX.
Sobre el solar de la Casa del Pósito, un mirador se abre al arroyo Hondo. Recuerda el paso de Cervantes por Álora “que deambulaba abasteciendo, entre 1587 y 1593, de harina, aceite o trigo, la causa nacional sonada en todo el mundo”.
La
Plaza Baja de la Despedía, es un compendio de la historia local, un libro
abierto que ha recogido en sus páginas todo el devenir del pueblo.
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