lunes, 1 de febrero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Aire

 

 

 

                                 


 

Amaneció un día de aire revuelto. Según el hombre del tiempo ha entrado una borrasca por Finisterre que barre toda la Península (tendría que llevarse algunas cosas, pero…). A nosotros, los que vivimos al sur del Sur, nos llegan los coletazos. La mar, dicen, que también está revuelta.

Me fui al campo. Tenía que dar un tratamiento con oxicloruro de cobre a los rosales. Imposible. El aire, como un toro aventado, no deja. Arremete con fuerza, otras veces, se echa. Vuelve. Desisto. No merece la pena; no es un día apropiado.

La nubes no se están quietas. Pasan de largo. En algunas umbrías se conserva la humedad de la noche. Los almendros del otro lado del arroyo, están de dulce. Agitan las ramas…

Camino de vuelta. Decido subir al Santuario. Por la cuesta del convento suena el teléfono. Es Antonio Torrejón. Está en el pueblo, o sea en Encinasola. Le digo a donde voy. ¿Será telepatía? Estacionado en la puerta, llegan Conchi Vila, y su hermana Babi…

Antonio me habla del pueblo – que es casi mío – de la dehesa, del Múrtiga, de lo bien que se está dando el pájaro, de la carga de caza mayor… Hablamos de Monsaraz, de Serpa, de Mourao…

Ya dentro, le cuento a la Virgen de todo esto que estoy escribiendo y le pido que eche una mano a…. (le largo el listado, casi como aquellos de la guías telefónicas de antes) y le digo, que, de los que no me acuerdo, también. (Me imagino que la Virgen ha esbozado una sonrisa).

Mensaje al Hermano Mayor: e ¿estoy en Flores – le digo – cada vez que vengo, agrego, me encuentro a la Virgen y el altar arreglado con más gusto, más bonito. Felicidades a cuantos lo hacéis posible… Me contesta; lo agradece.

Saco una foto. Se la envío a uno de los grupos,  - esto que ahora tenemos tan de moda – Bartolo me responde: “gracias, Pepe”; Nuño me dice que él va con frecuencia a ver a la Virgen del Recreo y Sebastián que es “un lugar de recogimiento, meditación y oración”. No me callo, y, además, le digo, para escuchar como ulula el viento en la espadaña y zurean las palomas en los alféizares de las ventanas.

Hay mañanas en que el aire está revuelto, las nubes no se están quietas y pasan de largo entre paños de cielo azules, limpios, nítidos, puros….

 

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