martes, 2 de febrero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cigüeñas

 

 

 

                                  


 

San Blas es un santo armenio venerado en las dos iglesias, la de Oriente y la de Occidente. Su vida, primero, anacoreta, y luego obispo de Sebaste no pasó desapercibida para los creyentes del siglo IV,  ni para los posteriores. Murió decapitado por orden del emperador Licinio.

Su devoción se extendió por dos razones. Una, por ser protector de los males de garganta (fue médico), y otra, quizá por la extrañeza de su razón. Está considerado como uno de los santos anárgiros, o sea, de los santos que no admiten un regalo material para agradecer el favor por parte del beneficiado. La etimología, ana» (que no recibe, no acepta) y «argiros» (en latín  argentum, «plata»). Juntos significan «que no aceptan la plata».

San Blas se venera en muchos lugares de toda la iglesia cristiana de occidente. En Montehermoso, Cáceres, es una fiesta principal. Montehermoso se enclava en la comarca del río Alagón. Hacia el este, está el Guijo de Granadilla, y la huella de Gabriel y Galán; al norte, Caminomorisco y Pinofranqueado, o sea, Las Hurdes; a poniente, Coria con catedral y obispo, y la Sierra de la Estrella y Portugal; al sur, Plasencia, también sede episcopal y de donde arrancan los valles del Ambroz, el Jerte y la Vera…

Montehermoso celebra las fiesta de los Negritos. Su origen antiguo, lo encuadran en una familia que, tiempo atrás, llegaba pidiendo al pueblo por estas fechas. Luego, aquello arraigó en la gente del lugar  - su aislamiento ha favorecido también la conservación del folclore reflejado en la artesanía y en las costumbres – que se tiznaba la cara para no ser reconocidos.

Entre la gente del campo, en Castilla, San Blas se asociaba con la nieve y el frío del invierno. Una concatenación de refranes daba una posible pista de cómo iba a ser el año y así se encuentra: “Por San Blas, la cigüeña verás”, lo que era sinónimo de buen tiempo al señalar que regresaban las aves migratorias con el aumento de las temperaturas.

Pero iba a más el refranero: “… y si no la vieres, año de nieves” y agregaba el consuelo para evitar la desesperación: “año de nieves, año de bienes”. Se ve que la cuerda se podía estirar tanto, como deseo  tenía el campesino de dar respuesta a su desesperación.

Ahora, con el cambio climático las cigüeñas no emigran y todas esas cosas….

 

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